La previsible salida de MINUSMA de Malí complica el futuro de la misión de la UE en el Sahel

La previsible salida de Malí de la misión de la ONU en este país (MINUSMA) después de que la junta militar haya pedido su marcha inmediata complica el futuro de la misión de adiestramiento de la UE en este país del Sahel, en la que participa España, cuya actividad ya ha quedado reducida al mínimo a raíz del despliegue del grupo de mercenarios rusos Wagner en apoyo de las fuerzas malienses.

El Consejo de Seguridad de la ONU debe pronunciarse el próximo 30 de junio sobre el futuro de la MINUSMA, cuyo mandato concluye en esa fecha. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, había abogado por «reconfigurar» la misión, cuya presencia consideró «inestimable», apostando por limitar sus prioridades para hacerla más eficaz.

Pero la junta militar que gobierna Malí tras el doble golpe de Estado en agosto de 2020 y mayo de 2021 ya ha dejado claro que lo que quiere es que se ponga fin a una misión que echó a andar en 2013 y que a día de hoy es la mayor de la ONU a nivel internacional y la que más bajas ha sufrido, con más de 300 cascos azules muertos.

«El Gobierno de Malí pide la retirada sin demora de la MINUSMA», reclamó al Consejo de Seguridad el ministro de Exteriores maliense, Abdoulaye Diop, el pasado 17 de junio. Según sostuvo, «la MINUSMA parece convertirse en parte del problema al alimentar las tensiones comunitarias exacerbadas por acusaciones de extrema gravedad y que son muy perjudiciales para la paz, la reconciliación y la cohesión nacional en Malí».

Tras esta petición, el jefe de la MINUSMA, El Ghassim Wane, reconoció que su mantenimiento es «casi imposible», si bien subrayó que la decisión corresponde al Consejo de Seguridad. Asimismo, incidió en que «el mantenimiento de la paz está basado en el principio del consentimiento del país anfitrión y sin este consentimiento las operaciones son casi imposibles».

Para que la MINUSMA siguiera presente en Malí haría falta el respaldo del Consejo de Seguridad sin que ninguno de los miembros permanentes expresara su veto a la medida, algo que se antoja complicado dada la estrecha relación actual entre la junta que encabeza Asimi Goita y el Kremlin.

Burkina Faso, uno de los principales contribuyentes con efectivos a la MINUSMA, ya ha dado su respaldo a Bamako en su postura y ha pedido a la ONU que prepare la retirada de las tropas burkinesas. Cabe recordar que el país está gobernado igualmente por una junta militar que encabeza el capitán Ibrahim Traoré desde octubre de 2022 y mantiene igualmente una cercana relación con Moscú, aunque no ha dado luz verde al despliegue de Wagner en el país.

SU SALIDA COMPLICA EL FUTURO DE EUTM MALÍ

Así las cosas, el Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha reconocido en un encuentro con medios españoles en Bruselas que «la marcha de MINUSMA nos complica la vida». «Nos plantea qué hacemos nosotros» con EUTM Malí, ha admitido.

España, presente en esta misión desde su inicio en 2013, contribuye con el grueso del contingente, que actualmente es de unos 140 efectivos, según los datos del Estado Mayor de la Defensa. El cometido de EUTM Malí es el entrenamiento de las fuerzas de seguridad malienses pero la presencia de mercenarios de Wagner junto a las tropas formadas llevó a suspender estas actividades hace más de un año, limitándose a cuestiones de asesoramiento.

En este sentido, Borrell ha recordado que «España ha planteado un interés tremendo en no abandonar Malí», remitiendo a lo expresado por la propia ministra de Defensa, Margarita Robles, durante su visita al contingente español el pasado mes de marzo, quien defendió la permanencia, como ha hecho en otras ocasiones al ser preguntada por esta misión.

Ni el Ministerio de Defensa ni el Ministerio de Asuntos Exteriores han querido comentar por ahora el eventual impacto que tendría la salida de Malí de MINUSMA, actualmente compuesta por más de 13.000 soldados, en el despliegue de las tropas españolas en el marco de EUTM Malí.

Con todo, a principios de junio el grueso del contingente español que se encontraba en Koulikouro, donde había una base de adiestramiento, se ha trasladado a Bamako, donde ahora se concentrarán las actividades de EUTM Malí, según informó la propia misión.

Aunque independientes, la retirada de MINUSMA dejaría a EUTM como la última fuerza internacional presente en el país, tras el fin de la operación antiterrorista ‘Barkhane’ y la salida de las tropas francesas en noviembre pasado.

CULMINACIÓN DE LOS DESENCUENTROS

En realidad, la petición de la junta maliense no ha pillado por sorpresa, dado que las relaciones de Bamako con la ONU, en primer lugar, y con los países occidentales en general, se han venido deteriorando en los últimos tiempos. El Gobierno maliense ya suspendió en julio pasado temporalmente las rotaciones de tropas de la misión y en agosto expulsó al portavoz de la misma, Olivier Salgado.

Un reciente informe de la misión de la ONU sobre la masacre de Moura en marzo de 2023 en el que fueron masacrados unos 500 civiles ha resultado aparentemente determinante en la petición de Bamako. En él, se responsabilizaba al Ejército maliense y a los mercenarios de Wagner de las muertes.

El despliegue de la misión se produjo después de que las tropas francesas consiguieran frenar el avance inexorable de los grupos yihadistas hacia Bamako, tras ‘secuestrar’ la última rebelión tuareg en 2012. Aunque su cometido no es luchar contra el terrorismo —en el país están activas filiales de Al Qaeda y Estado Islámico–, su presencia sí que ha tenido este tiempo un componente de disuasión.

Su despliegue ha mantenido a raya a los yihadistas en ciudades del norte como Gao o Tombuctú, al tiempo que ha garantizado la seguridad en los campaños de desplazados por la violencia y también ha brindado apoyo médico a las tropas malienses. MINUSMA también ha ejercido un papel de mediación y ha ayudado en la aplicación del acuerdo de paz firmado en 2015 en Argel con los separatistas tuaregs.

IMPLICACIONES PARA EL PAÍS

«El acuerdo de paz estará en peligro de ahora en adelante», reconoce en declaraciones a RFI Yvan Guichaoua, experto en el Sahel, subrayando que «MINUSMA garantizaba un diálogo entre los antiguos movimientos separatistas y Bamako» en un momento en que las tensiones entre ambas partes han ido en aumento y los grupos firmantes han venido denunciando que no se cumple lo acordado.

Por otra parte, preocupa la implicación para la seguridad de muchos malienses que tendrá el cierre de las bases de MINUSMA, ya que dejará más expuestas a estas comunidades, que además veían en la presencia de los ‘cascos azules’ una fuente de riqueza por las oportunidades de subsistencia que generaban.

Además, resalta Guichaoua, MINUSMA también cumplía con un rol de «documentar las atrocidades y las violaciones de los Derechos Humanos» cometidas por los yihadistas y otros grupos armados y por las fuerzas malienses y los mercenarios de Wagner, que ahora no será posible realizar.

Además, según resalta Soufan Center, una organización especializada en seguridad y terrorismo, «sin una presencia de la ONU, la presencia de Wagner podría aumentar más allá de los 800 a 1.000 efectivos que se estima que tiene actualmente en Malí».

En un artículo, destaca que el enfoque de mano dura adoptado por la junta militar con apoyo de Wagner frente al yihadismo «ha desestabilizado aún más el país, con civiles muertos y heridos y empujando a nuevos reclutas a los brazos» del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM) y Estado Islámico en el Gran Sáhara.