La reduflación, por Spanish Revolution

En algunos países, una de las medidas económicas que se suele tomar para intentar contener la inflación es la de congelar los precios. Sin embargo, para los comerciantes se hace imposible lidiar con esa situación y mantener los precios fijados por los gobiernos.

Por otro lado, es cuesta arriba subir permanentemente los precios de sus artículos, ya que la inflación no solo los afecta a ellos, sino a los consumidores, quienes al final van prescindiendo de algunos productos que por sus elevados precios no pueden adquirir.

Bajo estas consideraciones y como una manera de garantizar que las empresas puedan mantenerse, nace la estrategia de la reduflación. Tal como explica Spanish Revolution, este concepto se basa en reducir el tamaño de los productos pero manteniendo el mismo precio, o incluso aumentándolos.

¿Cuáles son las características principales de la reduflación?

En el ámbito de la economía, el término reduflación hace referencia al momento en que las empresas reducen el peso o la cantidad por envase de su mercancía sin bajar los precios, y en algunos casos, incrementándolo. Se trata de una práctica que se ha vuelto popular desde hace algún tiempo, convirtiéndose en un hábito entre empresarios y comerciantes sin que represente una táctica ilegal o irregular.

Esta costumbre puede ser considerada como una forma de adaptación a la inflación, que se refleja en la pérdida del poder adquisitivo de la moneda y el aumento de precios de los insumos. De esta manera, la reduflación es comúnmente utilizada como una forma de vender los productos, conservando la calidad de la mercancía, aunque haya reducido el peso, para mantener en los consumidores la preferencia por uno que otro sector.

¿Cómo impacta la reduflación al consumidor?

Como suele ocurrir, el consumidor es la persona más afectada ante cualquier medida que asuman las empresas para mantener su rendimiento, por encima de los procesos inflacionarios y los mecanismos que imponen los gobiernos para obligarlos a sostener los precios de productos o insumos que ofrezcan a la población.

Otro de los factores que en ocasiones juega en contra de la población, es cuando las empresas incumplen las normas en cuanto a la información reflejada en el empaquetado, relacionada con peso o cantidad. En este último caso, sí puede ser considerado fraude y la marca podría tener que enfrentarse a posibles sanciones.

Sin embargo, mientras las compañías se apeguen a las leyes que rigen la comercialización de productos y servicios, pueden valerse de la reduflación para mantenerse a flote sin perder la rentabilidad del negocio.

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