El profesor acusado de abusar de una alumna en Jaén dice que todo es «falso»

El profesor de música acusado de abusar sexualmente de una alumna cuando ésta tenía 12 años ha declarado ante el tribunal que le juzga en la Audiencia de Jaén que todo es «totalmente falso», mientras que la chica, ahora con 20 años, ha mantenido el relato de los hechos durante la hora y media que ha durado su interrogatorio.

«Jamás, nunca, eso es totalmente falso». Son las palabras que ha pronunciado el profesor cuando el Ministerio Fiscal le ha preguntado por los supuestos tocamientos y prácticas de tipo sexual hacia la menor durante las clases extraescolares de canto que le impartía en solitario tanto en el instituto como en la casa particular del procesado.

P.M.C.P ha indicado que su relación con la alumna era de «cordialidad y de respeto tanto dentro como fuera de la clase». Ha incidido en que era «de las mejores» alumnas de su clase y ha señalado que las particulares se las daba porque a ella «le gustaba cantar» y el objetivo era preparar una parte de una función escolar del centro.

Primero los ensayos fueron en el recreo, pero como era muy poco tiempo, se cambiaron a casa del acusado durante los viernes por la tarde y los sábados, mañana y tarde, algo de lo que tenía conocimiento la dirección del instituto donde el procesado era también el jefe de estudios.

Asimismo, en su declaración ha justificado los regalos que le hizo a la menor. En concreto, un peluche por el esfuerzo realizado; una colonia por su cumpleaños; una película de un musical; y una poesía y el fragmento de una canción escrita por él. Sobre este aspecto, el acusado ha señalado que era «habitual» que hiciera regalos a los alumnos que participaban en actividades extraescolares.

Asimismo, ha señalado que la menor le dijo en una ocasión que sentía algo por él y que quería salir con él, aunque él no le dio importancia porque veía «normal» que ella pudiera sentir algún tipo de interés, aunque nunca lo comentó ni sus padres ni con el resto del profesorado. «Yo sentía que ella estaba muy a gusto conmigo», ha dicho el profesor, que ha definido el vínculo con la alumna como de «cariño».

Por su parte, la alumna, actualmente con 20 años, ha declarado por videoconferencia y ha relatado los episodios supuestamente vividos con el profesor cuando ella tenía 12 años. Así, ha sido capaz de dar detalles como la fecha exacta en la que el acusado durante una clase supuestamente le dio el primer beso en la boca y ella se marchó a llorar al parque porque «no entendía» lo sucedido.

«Me quedé quieta porque no sabía lo que estaba ocurriendo. No hablé con nadie, no sabía qué hacer», ha dicho la joven y ha incidido en que no se lo contó a sus padres desde el primer momento porque temía que no la creyeran y porque «pensaba que era mi culpa».

Ha señalado que su respuesta a lo que estaba ocurriendo fue el silencio porque «no sabía defenderme», «no sabía como dejar las clases». De esta forma, comenzó a alejarse de su familia y de sus compañeros, máxime cuando estos en más de una ocasión comentaban que a ella le gustaba el profesor, extremo que ha negado con rotundidad. En este punto, ha mantenido que como niña que era lo único que sentía por él era «admiración profesional».

«Sentía mucha culpa y me daba mucho asco mi cuerpo», ha dicho la joven y por eso comenzó con las autolesiones porque era una forma de «soltar todo». Psicólogos y psiquiatras pasaron a formar parte de su vida para buscar la causa de por qué una alumna brillante había entrado en esa espiral autodestructiva, hasta el punto de diagnosticarle un trastorno de la personalidad.

No fue hasta casi dos años después de lo ocurrido cuando la joven rompió su silencio y comenzó a contar lo que le había pasado. Así, hasta que en diciembre de 2015 se presentó la correspondiente denuncia por parte de sus padres. Ella y sus padres acabaron abandonando el pueblo para irse a vivir a otra provincia mientras que el acusado siguió dando clases.

Los hechos se remontan al curso escolar 2012/2013, en un Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) de un municipio de la Sierra de Segura (Jaén) donde ejercía como profesor de música de la menor, a la que también daba clases particulares de canto, unas veces en el centro educativo y otras en el domicilio particular del acusado.

La abogada de la acusación particular, Celia Megía, ha indicado a los periodistas que la niña sufrió abusos a lo largo de un año y durante las clases particulares, siempre aprovechando que la menor se encontraba sola y a la que hacía regalos al tiempo que le advertía que no dijera nada a nadie.

Por estos hechos, según relata la acusación, la menor entró en una crisis ansiosa-depresiva, con intentos de autolesión, que le llevaron a necesitar tratamiento psicológico y farmacológico.

Una vez que los padres conocieron lo que estaba ocurriendo y presentar la correspondiente denuncia, optaron por abandonar el municipio donde el profesor siguió ejerciendo como docente.

PENAS

La acusación particular y el Ministerio Fiscal han calificado los hechos como un delito de abusos sexuales a menores de 13 años y otro delito continuado de abusos sexuales continuados por los que le reclaman 16 años de prisión, además de su inhabilitación para el ejercicio de la profesión docente con menores de edad y la obligación de participar en programas formativos de educación sexual.

Por otro lado, el Ministerio Fiscal pide que se le impongan 18 años de prohibición de acercarse y comunicarse con la víctima, mientras que la acusación solicita que dicha prohibición se extienda durante 20 años por encima de la condena.

En lo que respecta a la responsabilidad civil, la acusación particular pide 25.000 euros por los daños morales, cantidad que el Ministerio Fiscal sitúa en 5.000 euros.

Por su parte, la defensa ejercida por Ernesto Osuna, ha abogado por la libre absolución y ha esgrimido el derecho a la presunción de inocencia de su cliente por «muy terribles» que sean los hechos enjuiciados. En este sentido, ha manifestado a los periodistas que es «terrible pensar que se pueda condenar a una pena que supera la de un homicidio».