El Instituto de Astrofísica de Canarias lanza al espacio su primera cámara infrarroja

La cámara infrarroja ‘DRAGO’, desarrollada por el equipo de IACTEC-Espacio del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), será enviada este viernes al espacio en el portador de satélites ION de la compañía D-Orbit a bordo de un cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX.

El lanzamiento está previsto entre las 14.24 y 15.24 horas y se realizará desde Cabo Cañaveral (Florida).

‘DRAGO’ es una cámara espacial infrarroja de onda corta para la observación de la Tierra y sus innovadoras capacidades tecnológicas ayudarán a hacer frente a retos tan importantes en la actualidad como la lucha contra los incendios forestales o la protección del medio ambiente frente a los efectos derivados del cambio climático.

El IAC resalta que al principio, solo las grandes agencias estatales podían permitirse el billete de entrada al espacio: la NASA (Estados Unidos), la ESA (Europa), la CSA (Canadá), la JAXA (Japón) o Roscosmos (Rusia) pero el desarrollo tecnológico ha abierto la veda a empresas privadas, universidades y centros de investigación.

Los nanosatélites son el resultado de un enorme esfuerzo por reducir costes sin restar eficacia a las misiones y «desarrollarlos requiere de menor tiempo e inversión económica, de modo que entran nuevos actores al mundo del espacio, más allá de las agencias estatales», apunta Álex Oscoz, investigador principal de IACTEC Espacio, un programa del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) orientado al desarrollo de tecnología espacial.

El proceso, que ha sido bautizado como ‘democratización del espacio’, se traduce en una mejora en el desarrollo de la tecnología y eso es lo que se empieza a hacer en IACTEC, destaca.

La misión del proyecto en el espacio es extraer imágenes de la Tierra para ofrecer información útil a la sociedad.

«Durante muchos años hemos trabajado en el desarrollo de instrumentos enfocados a la Astrofísica, porque es lo que define al instituto, pero en muchas ocasiones, esta tecnología no llega adecuadamente a la sociedad», comenta Álex Oscoz. Al menos, no se traduce en un impacto social positivo a corto-medio plazo.

El equipo pretende demostrar que con pequeños satélites se pueden obtener imágenes muy útiles para la sociedad en lo que respecta a la detección de focos de incendios, vertidos de petróleo en el mar, evolución de los cultivos, desertificación o estado de los océanos, imágenes que se publicarán en Internet para que cualquier persona pueda acceder de forma gratuita.

«Trabajar en el espacio es totalmente diferente a trabajar en la Tierra: una vez envías el instrumento no hay vuelta atrás, no puedes repararlo y, además, existen unas limitaciones brutales en cuanto al peso y la potencia», señala.

‘DRAGO’, de hecho, solo pesa 1 kilogramo y consume 5 vatios, 20 veces menos energía que una bombilla común.

A esto se suman las temperaturas extremas del espacio y el riesgo de recibir impactos de rayos cósmicos energéticos, que podrían destruir o estropear parte de los componentes.

«Crear un equipo capaz de hacer este tipo de cuestiones no ha sido fácil, porque partíamos de cero. Lo hemos logrado, y ahora contamos con un equipo de gente increíble», indica.

No obstante, es un caso aislado y a raíz de este tipo de misiones, se espera comenzar a crear una red de contactos profesionales que permita atraer o crear empresas tecnológicas en las islas.

PONER AL IAC EN EL MAPA DEL ESPACIO

Por desgracia, señala Oscoz, las empresas altamente tecnológicas escasean en Canarias, algo que quieren «cambiar», recordando las complicaciones de crear en Tenerife un equipo profesional a la altura de la misión.

«Queremos poner el IAC y a Tenerife, no solo en el mapa de la Astrofísica, sino también en el de la tecnología espacial», detalla.

Más allá de sus propósitos principales, el proyecto, con cuatro años de trabajo, aspira a allanar el camino hacia el que sería el cuarto objetivo: crear el tercer observatorio del IAC, tras el de Tenerife y el de La Palma, pero en este caso, en el espacio.

Según el líder de la misión, «sería una revolución, ampliar fronteras totalmente para que el IAC pueda disponer de sus propias observaciones desde el espacio».