Joan Laporta volvió a acaparar los focos. Durante su intervención ante el Senado del FC Barcelona, el presidente blaugrana no mencionó nombres propios, pero no hizo falta. Sus palabras bastaron para desatar una tormenta mediática en torno a Nico Williams, figura del Athletic Club.
Fiel a su estilo, Laporta se mostró confiado y lanzó un mensaje que, aunque cifrado, pareció tener destinatario claro. “Estamos en la norma 1:1”, dijo con firmeza, refiriéndose al cumplimiento del fair play financiero. Y como quien deja caer una bomba con una sonrisa, aseguró que el club está a punto de cerrar un fichaje… y que podría venir otro que genera ilusión.

No hizo falta más. El nombre de Nico volvió a aparecer con fuerza en las conversaciones de pasillo y en las portadas deportivas. Mientras el jugador disfruta de sus vacaciones, su futuro parece cada vez más vinculado al Barça, al menos en los deseos del entorno culé.
Tensión en Bilbao por el interés encubierto en Nico
En Bilbao, las declaraciones de Laporta cayeron como una provocación. Aunque el mandatario no nombró a nadie, la interpretación fue inmediata: hablaba de Nico Williams. La joya del Athletic está en la órbita blaugrana desde hace meses, y cualquier guiño desde Barcelona se percibe como una falta de respeto.
La tensión creció aún más cuando medios como Sport y Mundo Deportivo informaron que Deco, Bojan Krkic y Alejandro Echevarría se desplazaron a Ibiza, donde Nico pasa sus días libres. El rumor de que Hansi Flick también podría haber estado presente en la isla alimentó el incendio. Flick, nuevo técnico del Barça, tiene casa en Formentera y es uno de los grandes defensores del fichaje del extremo.
En San Mamés, esto no se ve como casualidad. Se habla de “juego sucio” desde la Ciudad Condal, y la afición rojiblanca no esconde su malestar. El club vasco siente que están tentando a su futbolista sin siquiera haber llamado a su puerta oficialmente. La crispación aumenta y el ruido no cesa.
La economía del Barça como escudo de Laporta
Más allá de los nombres propios, Laporta aprovechó su intervención para mostrar una cara optimista del club en materia financiera. Quiso dejar claro que el Barça no solo puede fichar, sino que está más fuerte que nunca en ingresos. El presidente destacó que, a pesar de haber jugado en Montjuic, el club logró recaudar 44 millones de euros más por taquilla esta temporada.
Además, proyectó unos ingresos totales de 980 millones y anticipó un presupuesto récord que superará, por primera vez, los 1.000 millones de euros. Pero la joya de la corona fue el contrato con Nike. Laporta lo describió como el mejor acuerdo comercial en la historia del club, con ingresos estimados de 280 millones solo en esta temporada. No olvidó mencionar a Rafael Yuste, vicepresidente culé, como una pieza clave en la negociación.
Un dato curioso —o tal vez no tanto— es que Nike también viste a Nico Williams. En este juego de conexiones, cada detalle suma, y en un mercado tan caliente, todo se interpreta como una pista. Laporta sonríe, se mueve con soltura, y mientras tanto, mantiene en vilo a Bilbao con una danza de insinuaciones que, sin decirlo, lo dicen todo.
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