Tres detenidos por explotar a trabajadores agrícolas en Valladolid

La Policía Nacional, en colaboración con la Inspección de Trabajo, ha detenido a dos varones de 37 y 38 años y a una mujer de 45 y ha desarticulado el clan familiar que conformaban, dedicado a la explotación laboral agrícola de trabajadores en su gran mayoría extranjeros en la provincia de Valladolid.

Según han informado fuentes policiales en un comunicado, la denominada operación ‘Grima’ se ha saldado la detención de tres personas, un varón y una mujer de 37 y 45 años respectivamente sin antecedentes y un varón de 38 años con un antecedente policial, como presuntos autores de delitos contra los derechos de los trabajadores, contra los ciudadanos extranjeros y coacciones.

La investigación se inició el pasado mes de febrero, al producirse una inspección de trabajo rutinaria en una explotación agrícola, que corroboró la presencia de una cuadrilla controlada por el clan familiar en la que se detectó a dos trabajadores irregulares, que no se identificaron con los documentos falsos entregados por los detenidos.

Fueron ellos quienes narraron las condiciones que les eran impuestas y la situación en la que se encontraban, e incluso se detectaron coacciones de «los cabecillas» con el fin de que sus empleados cambiaran su declaración.

El grupo, que actuaba en la provincia de Valladolid, estaba integrado por tres personas que se daban de alta como autónomos de forma intermitente y creaban empresas intermediarias dedicadas a la prestación de servicios agrícolas en el campo, en las cuales contactaban con agricultores que precisaban mano de obra para realizar labor.

Los investigados buscaban empleados sin autorización de trabajo, dispuestos a cobrar sueldos «míseros» por jornadas «maratonianas» en condiciones «deplorables».

Estos trabajadores, prácticamente en su totalidad extranjeros, eran personas especialmente vulnerables por su situación administrativa irregular en España y que además generalmente desconocían el idioma y la legislación vigente.

Los detenidos, con la intención de ocultar ante las autoridades a los extranjeros irregulares que ‘contrataban’, les entregaban documentos con la filiación de otras personas que sí disponían de permiso de trabajo, al objeto de que se hicieran pasar por los mismos si fueran requeridos en una inspección.

Cuando los «cabecillas» captaban a trabajadores, los ubicaban en una vivienda de su propiedad, y se aseguraban así un férreo control sobre los mismos.

«DESPOTISMO Y DESPRECIO»

Les cobraban cantidades «desorbitadas» por el alojamiento, suministros y transporte, pese a que se trataba de «una morada insalubre, en la que vivían hacinados y donde recibían un trato continuo de despotismo y desprecio por parte de sus explotadores».

Con el único fin de aumentar sus beneficios, los líderes vulneraban y restringían los derechos de los trabajadores, a quienes exigían e imponían condiciones laborales «lamentables» que consistían en horarios de ocho de la mañana a diez de la noche de lunes a domingo, sin descansos ni vacaciones.

El salario era de 5.50 euros la hora o 3 céntimos por cepa de vid limpiada, de donde se les descontaba 90 euros de alojamiento, 30 euros por otros gastos y 3 euros al día por el transporte hasta el lugar de trabajo.

No se les permitía dejar de ir al campo por enfermedad mientras se pudieran levantar, de no ser así se les descontaba la jornada. Los detenidos, tras pasar a disposición de la autoridad judicial, fueron puestos en libertad con cargos.

La operación ha sido realizada por la Unidad Contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de la Comisaría Provincial de Valladolid.