Tortilla de patatas: cómo lograr que esté jugosa horas después

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La diferencia entre comerse una tortilla de patatas jugosa y sabrosa, como realmente adoran los comensales españolas, y comerse un ‘zapato’ reseco estará siempre en las manos del cocinero. Y aunque parezca que es un plato sencillo, con ingredientes muy accesibles, lo cierto es que hay que cumplir con varias premisas en su elaboración para que acabe tan jugosa como realmente pretendes.

Este plato, que es uno de los grandes tótems de la cocina española, lleva décadas y décadas enamorando a propios y extraños. De hecho, es uno de nuestros platos típicos junto con la paella, la fabada o el gazpacho. Al margen del debate con o sin cebolla, nos gusta sobre todo jugosa, así que presta atención, porque vamos a darte las claves para que te salga de rechupete.

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HISTORIA DE LA TORTILLA DE PATATAS

Es una de las grandes joyas de nuestra gastronomía, pero ¿sabes cuáles son sus orígenes? Según la leyenda, nació en Villanueva de Serena (Badajoz) en el siglo XVIII y tiene orígenes humildes, pero desde entonces ha conquistado el paladar de comensales de todo el mundo.

La tortilla de patatas, también conocida como tortilla española, es uno de esos platos que más variaciones de recetas tiene. De esta manera, es posible encontrar quien la prepare con diferentes vegetales o quien opte por solo los básicos. A esto se suma, la variedad en gustos sobre cómo consumirla: hay quienes la prefieren fría y otros calientes, unos jugosa y otros cuajada. Pero si eres de los que prefieren una versión algo menos hecha de la misma, sigue nuestros pasos para ser el maestro tortillero de tu barrio.

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