Si te gusta el sabor de las torrijas tradicionales y no te pierdes la oportunidad de prepararlas, seguramente alucinarás con esta propuesta; en la cual, usarás un ingrediente que las dejará más cremosas e irresistibles que nunca. Y es que, si el placer que brinda una torrija bien húmeda en su interior y con un exterior crujiente te parece delicioso, estas cremosas te resultaran gloriosas.
No te pierdas ningún detalle y prepárate para regalar a tu paladar, al de tu familia y amigos, el dulce y cremoso placer de una buena torrija.
De qué van estas deliciosamente cremosas torrijas

El menú de postres de la gastronomía española se encuentra repleto de platos de aprovechamiento tanto dulces como salados, y de postres que resultan en toda una tentación y que son preparados con ingredientes muy humildes.
Estas torrijas cremosas fusionan a dos grandes de la mesa de dulces: las tradicionales torrijas, con la más cremosa natilla. El resultado no puede ser otro que la perfección, pues combinas en un solo bocado, los sabores más tradicionales que han acompañado a generaciones. Hacer este postre no es en lo absoluto complicado. ¿Te animas a prepararlo?
Ingredientes que necesitas para prepararlas

Los ingredientes de las tradicionales natillas son muy básicos, generalmente se encuentran siempre disponibles en todos los hogares y además, partiendo del hecho de que las torrijas son un postre de aprovechamiento, entonces podemos afirmar que, este se tratará de un postre económico y delicioso.
Necesitarás: 550 ml de leche entera, 2 huevos, 60 gramos de azúcar, ½ cucharadita de extracto de vainilla, 1 huevo tamaño L, azúcar, canela, aceite de girasol o de oliva suave y pan.
La consistencia perfecta de la natilla para la torrija cremosa

Las torrijas tradicionales se caracterizan por ser unas rebanadas de pan del día anterior que se remojan muy bien en leche líquida, normalmente aromatizada y luego se fríen. Pues bien, en este caso, en lugar de usar leche para remojarlas, usarás la natilla; lo cual te permitirá disfrutar de un resultado más cremoso y meloso.
Si bien, la natilla es considerablemente más espesa que la leche, en esta ocasión debe quedar ligeramente más espesa, ya que, aunque se aprovechará toda su cremosidad, también hay que garantizar que el pan absorba bien. Veamos cómo debes prepararla para que tenga la consistencia ideal.
Así se prepara la natilla

Para preparar una natilla que quede con la consistencia perfecta para empapar el pan, usarás las proporciones indicadas en la lista de los ingredientes y solo debes proceder de la siguiente manera:
Vierte en una olla la leche previamente mezclada con el azúcar, el extracto de vainilla y los 2 huevos. Todo debe estar perfectamente batido antes de llevar al fuego. Una vez en el fuego, remueve constantemente para que tome consistencia, pero cuidando que no llegue a hervir.
Evita que la mezcla sobrepase los 65 °C; de lo contrario, la misma se cortará. Cuando notes que ya espesó, retírala del fuego.
Cómo lograr que queden bien humedecidas

Una vez que retires la mezcla de natilla del fuego, vierte la mitad en una fuente. Corta las rebanadas de pan para las torrijas. (Recuerda utilizar un pan con buena miga).
Pon las rebanadas de pan sobre la natilla y luego vierte la otra mitad de la natilla. Para facilitar que se absorba, pincha con un tenedor; así mojará bien la miga.
El reposo de las torrijas para un resultado delicioso

Tener como resultado unas torrijas bien cremosas, tiene su truco y en este caso, además de hacer la natilla menos espesa, será necesario también dejar reposar las rebanadas de pan dentro de la natilla.
Deja reposar las rebanadas de pan dentro de la natilla por al menos dos horas. Para tener un resultado realmente meloso en su interior, voltéalas cuando haya transcurrido una hora y pínchalas nuevamente con un tenedor para lograr que del otro lado también queden bien impregnadas.
Prepara el aceite a la temperatura correcta

Transcurridas las dos horas de reposo de las torrijas, pasa a calentar abundante aceite de girasol o de oliva suave en una sartén y ponla a fuego medio.
La temperatura correcta para el aceite es de unos 180 °C. Ni más ni menos. Si lo dejas en una temperatura menor, cuando pongas las rebanadas de pan a freír, estas absorberán demasiado aceite; y si, por el contrario, está a una temperatura muy elevada, corres el riesgo de que se quemen fácilmente.
Prepara las torrijas para llevarlas a freír

Toma un huevo y viértelo en un plato; con la ayuda de un tenedor, procede a batirlo muy bien para integrar la yema y la clara de forma pareja.
Retira las rebanadas de pan de la natilla y pásalas por el huevo batido. Sumerge las torrijas en el aceite caliente y déjalas hasta que estén doradas.
Voltéalas para que queden doraditas por ambas caras y recuerda no añadir muchas a la vez para evitar fluctuaciones de temperatura en el aceite.
Termina la preparación de estas deliciosas torrijas cremosas y disfrútalas cuando quieras

Una vez que las torrijas estén bien doradas en ambas caras, retíralas de la sartén y ponlas sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite. También, elimina los pedacitos de huevo batido frito que sobresalgan para que queden más presentables.
Mezcla en un plato azúcar y canela y pasa las torrijas para que queden bien impregnadas y aromatizadas. Estarán perfectas, cremosas y muy dulces.
Cómo disfrutarlas al máximo

Por lo general, las torrijas se disfrutan mucho más cuando están frescas, recién hechas y para que la consistencia en su interior sea perfecta, recuerda utilizar el mejor pan que tengas a tu alcance.
Si bien, esta se trata de una receta de aprovechamiento de toda la vida, nada mejor que utilizar un pan de corteza fina y miga densa. Además, si se trata de uno que tienes desde hace uno o dos días, pues mejor, ya que al estar un poco más seco en su interior, este absorberá mejor la natilla.