Destilerías Joaquín Alonso se posiciona como un ejemplo de constancia, expansión y éxito

Los negocios familiares durante varias décadas han sorteado diversos obstáculos para alcanzar un estatus en el mercado y consolidarse dentro del tejido empresarial español, pese a las amenazas todavía latentes de la crisis del covid, la inflación y los efectos de la guerra en Ucrania.

En ese contexto, en su tercera generación de propiedad familiar, Destilerías Joaquín Alonso destaca por un constante crecimiento e innovación en sus productos destilados de marcas propias y blancas

La capacidad de adaptación como sinónimo de éxito

El éxito de una compañía no depende solo del resultado económico ni tampoco se relaciona únicamente con los productos o servicios ofrecidos. Sus principales claves residen en otros factores como la capacidad de innovar, adaptarse a los variados escenarios del mercado, mantener viva la llama de expansión e incursionar en acciones sostenibles.

Algunos de estos atributos resumen la actividad de Destilerías Joaquín Alonso, una empresa granadina dirigida por la tercera generación de la familia Alonso y que hoy en día es reconocida por la fabricación, envasado y comercialización de productos destilados con alcohol y sin alcohol, tanto en el mercado nacional como internacional.

La firma comenzó a producir en el año 1944 con su fundador Joaquín Alonso Ramal, quien por esa época en la localidad de Atarfe se dedicaba a destilar anises y ginebras, fabricar diferentes licores y a envejecer soleras de brandy.

El emprendimiento luego quedó en manos del hijo del creador, Joaquín Alonso Navarro, que – para ajustarse a la demanda del público – amplió la gama de productos a otros licores de frutas, pacharán y bebidas refrescantes sin alcohol. 

Hacia finales de los setenta, la factoría se trasladó a unas instalaciones más grandes e invirtió en nueva maquinaria para mejorar el proceso de destilación de anisados.

La tendencia de crecimiento hacia el extranjero se acentuó en el 2005 con la decisión de la tercera generación familiar de implantar productos alcohólicos con alto nivel de I + D, elaborados con materias primas novedosas, maceradas o destiladas artesanalmente. 

El crecimiento exponencial de la firma

La constante innovación, el control riguroso en la calidad de las materias primas y la cultura de adaptación a los diversos cambios impulsados por la industria, redefinieron la labor de Destilerías Joaquín Alonso que, actualmente, presenta una amplia fábrica de 2.400 m².

En 15 años, ha pasado de producir entre 20.000 y 25.000 unidades al año a producirlas en solo un día. Además, actualmente cuenta con unas 150 referencias, a diferencia de las 20 que ofrecía cuando empezó.

La firma granadina hoy en día también posee certificaciones que la avalan en la producción de bebidas ecológicas. 

Gran parte de su negocio se destina a elaborar marcas privadas de destilados de anís, ginebras, anises, vodkas, licores de fruta, cócteles, cremas y otros productos a terceras empresas, marcas blancas y marcas privadas para cadenas de alimentación.

Por lo tanto, Destilerías Joaquín Alonso es un gran ejemplo de constancia, evolución y éxito.

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