Los motivos por los que Ancelotti es un moroso para Hacienda

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El número de morosos que adeudaban a la Hacienda pública española más de un millón de euros a 31 de diciembre de 2020 era de 3.869. Ahora, tal y como ha informado en exclusiva el diario 'El Mundo', ha entrado en la lista el entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, y junto a él el escritor Ildefonso Falcones. En el caso del técnico blanco, se trata de un tema espinoso cuanto menos dado que para Hacienda es ya un moroso (y del que debe hasta 1,4 millones de euros).

Esta era la noticia que salía a primera hora de la mañana del pasado martes. Con todo, la Agencia Tributaria exige ahora al Real Madrid que embargue el sueldo de su nuevo entrenador, el italiano Carlo Ancelotti, para que salde su deuda. De manera paralela, el Juzgado de Instrucción 35 de Madrid acaba de imputarle por delito fiscal. Lo repasamos.

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La discrepancia radica en el criterio de tributación de los derechos de imagen

Derechos imagen

El caso es que Carlo Ancelotti tributó en su momento 3,2 millones de euros del ejercicio 2014 y 7 millones de 2015. En esas, ahora, la Agencia Tributaria con la parte de Hacienda le reclama un pago adicional de 300.000 euros por el primer año. Así como otros 675.000 correspondientes al segundo.

La discrepancia entre el entrenador y Hacienda radica, como en casos anteriores que han afectado a personalidades del mundo del fútbol, en el criterio de tributación de los derechos de imagen. Ancelotti los canalizó, según la denuncia, a través de una empresa que creó en Inglaterra durante su etapa en el Chelsea. Allí tributó al 10% frente al 45% que contempla la legislación fiscal española al considerar al italiano residente en nuestro país a efectos fiscales.

El Ministerio Público sostiene que en esos dos años empleó un complejo entramado de sociedades instrumentales para “evitar que la Agencia Tributaria conociera al beneficiario de los rendimientos procedentes de la explotación de sus derechos de imagen, de manera que ni él mismo, ni ninguna de dichas sociedades -algunas residentes, al efecto, en un paraíso fiscal- tuviesen que tributar por las cuantiosas cantidades percibidas”

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