Un peligro: por qué no deberías chupar las cabezas de los langostinos

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Ya estamos empezando a asumir que este año las navidades serán atípicas, muy diferentes a las que hemos conocido toda la vida. No habrá fiestas de Nochevieja, ni reuniones de la familia al completo, ni cenas de empresa ni con todos los amigos. Pero, pese a todo, hay cosas que nunca cambian por esas fechas. Una de ellas es la comida: pavo, turrón, mazapanes, polvorones y, en muchas casas, también langostinos. Todo un clásico en las mesas familiares para estas fiestas.

Son casi un capricho, una comida especial para unos días muy especiales. Pero conviene tener cuidado con los langostino y con lo que aprovechamos y dejamos de aprovechar en ellos. Hay tantos gustos como colores, y en todas las casas de España habrá alguien a quien le guste tanto el langostino que quiera rematar la faena chupando la cabeza. Si tú eres uno de ellos, o algún familiar tuyo, más vale que tengas cuidado. Estas son las razones por las que no deberías sorber los sesos de los langostinos.

 

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El cadmio es cancerígeno

langostinos

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), una de las autoridades internacionales sobre dicha enfermedad, tiene clasificado el cadmio como una sustancia cancerígena de la categoría 1. Esto significa que es cancerígeno para los humanos, ya que la evidencia científica ha demostrado que así es. También la Organización Mundial de la Salud ha clasificado al cadmio como tal.

Existen de hecho normativas europeas para regular los niveles de cadmio y otros metales pesados en los pescados que se comercializan. La Unión Europea dispone de una Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores que ha manifestado su preocupación al respecto. Hace ya unos años que ha recomendado a los países miembros con un alto consumo de mariscos, como por ejemplo España, que adviertan a sus ciudadanos sobre los riesgos de comer las partes del animal con mayor concentración de cadmio.