Cómo hacer unas alitas de pollo aliñadas increíbles

Vale que no es la receta más sana que puedas hacerte para comer. Pero, ya lo sabemos, la virtud está en el punto medio. Sin abusar, y muy de cuando en cuando, unas buenas alitas de pollo son una comida deliciosa ideal para compartir con la familia y los amigos. Eso sí, este no es un plato que se pueda improvisar de la noche a la mañana o sobre la marcha

Las alitas de pollo requieren una previsión de al menos 24 horas para que todo el proceso se pueda seguir correctamente. No es que sea una receta difícil ni mucho menos. Cualquiera con un manejo básico de la cocina será capaz de preparar unas alitas de pollo. Vamos a ver cómo se hacen. 

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Ingredientes necesarios

Alitas-Pollo

Pongamos que vamos a cocinar alitas de pollo aliñadas para unas 4 o 6 personas. Para ese número de comensales necesitarás un kilo de alitas de pollo, a ser posible ya limpias y troceadas en la charcutería. Te ahorrarás un buen trabajo de esta forma.

Los demás ingredientes son los necesarios para hacer el aliño que les aporta a las alitas ese sabor tan peculiar. Coge papel y boli, y toma nota:

  • Orégano al gusto
  • Una hoja de laurel
  • Comino molido
  • Sal y pimienta negra
  • Un diente de ajo triturado
  • Cuatro cucharadas soperas de vinagre de vino blanco suave
  • 150 ml de vino blanco seco
  • Una cucharadita de pimentón dulce
  • Aceite de oliva virgen extra y harina para freír
  • Aceite de oliva virgen extra y harina para freír

Una vez que hayas comprobado que tienes todo eso en tu despensa, podemos ponernos manos a la obra.

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Empezamos con el aliño

Alitas-Pollo

Antes de meterle mano a las alitas conviene tener lista la marinada que nos servirá luego para adobar. Cogemos todos los ingredientes que hemos dicho más arriba, los echamos en un bol lo suficientemente amplio y lo revolvemos. Hay que insistir en eso y batirlo bien hasta que todo se quede mezclado. 

Pasamos ahora el pollo. Límpialo bien antes de ponerte a prepararlo. Coloca las alitas en un recipiente hondo y bastante grande. Luego, echa por encima la marinada del adobo. A ser posible, la marinada debería cubrir el pollo totalmente, para que así vaya cogiendo el sabor.

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24 horas en reposo

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En caso de que fuera preciso porque no cubre, puedes engordar un poco la marinada. Para ello, vete echando de forma proporcional más cantidad de los ingredientes. No obstante, hay que tener en cuenta que, durante el proceso de marinado, el pollo va a soltar líquidos que engordarán la mezcla. Es decir, que es importante calcular bien y no pasarse. 

Cuando hayas tomado una decisión, tapa el recipiente con la mezcla y guárdalo en la nevera. Déjalo que reposa allí durante 24 horas. 

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Y a freír

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Llega la parte más engorrosa del proceso. Toma una sartén, ponle aceite y caliéntala en el fuego. Saca la mezcla de la nevera y, antes de echar el pollo ya marinado a la sartén, escúrrelo en un colador. También debes tomar la decisión de si vas a freír el pollo tal  cual o vas a enharinarlo antes.

Con esta segunda opción, el pollo quedará con una cobertura crujiente que le hace ganar mucho. Otra opción es el rebozado con harina y huevo batido. Este punto queda a gusto del consumidor. 

Ahora ya solo queda el paso final. Echar las alitas en el aceite caliente y las freímos hasta que queden dorados. Cuidado con no tenerlas al fuego más de la cuenta y se queden secas por dentro. Según las sacamos, es recomendable ponerlas en un plato sobre papel de cocina. De este modo irán soltando el exceso de aceite que tengan. ¡Y a disfrutar!

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