Este martes 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro. La cita estará sembrada de actos que promoverán el amor por la literatura y que se alargarán durante toda la semana. Una buena jornada para recordar también los beneficios que tiene la lectura sobre nuestra salud.
Sí porque, entre otras muchas virtudes, leer nos enseña a sentirnos mejor y, en consecuencia, a ser un poquito más felices. En concreto, atenúa el estrés y la ansiedad -leer 6 minutos sin distracciones ayuda a reducir el estrés hasta un 60%-. Pero, ¿cómo?
La lectura, una cuestión de salud
Si nos centramos en la parte psicológica, durante la lectura relajamos los músculos y se reduce nuestro ritmo cardiaco. Sus beneficios son similares a los que se obtienen de la meditación, y existen motivos para pensar que resulta más eficaz que escuchar música o salir a dar un paseo tranquilo.
Otro punto positivo es que favorece el descanso, sobre todo si lo incluimos en nuestro ritual de ir a la cama. ¿El motivo? Que nos permite desconectar de nuestros quehaceres y preocupaciones diarias; y conciliar el sueño más fácilmente. Lo que hace es reducir las posibilidades de que nuestro cerebro continúe activo dándole vueltas a distintos asuntos.
Las conexiones de nuestro cerebro también mejoran: los expertos apuntan que leer habitualmente refuerza las interconexiones neuronales. Eso, a su vez, reduce las posibilidades de padecer enfermedades como la demencia y fomenta la agilidad mental.
Directamente relacionado con lo anterior, los libros nos ayudan a ejercitar la memoria. Este beneficio, eso sí, se encuentra vinculado en especial a la lectura en verso que, además, es capaz de despertar un mayor grado de intensidad emocional, clave para el recuerdo. Además, estimula la imaginación, el ingenio y la creatividad.
Asimismo, nos permite escapar de la realidad, nos enseña nuevas formas de ver la vida, a relativizar, e incluso a ser más empáticos. Sí, porque a través de los personajes, de analizar sus motivaciones, su situación familiar, clase social, etcétera, aprendemos a ser más tolerantes. Al mismo tiempo, incide positivamente en nuestras habilidades comunicativas, enriqueciendo nuestro vocabulario y provocando que nuestro lenguaje sea más fluido.
E incluso son útiles para procesar determinadas experiencias, básicamente porque proporcionan a las personas más información sobre algo que han pasado. Por ejemplo, un libro sobre una mala relación podría ayudar a evidenciar una situación de este tipo. Cuando leemos se activan regiones cerebrales que llevan a cabo procesos a partir de los acontecimientos de la narración y que pueden evocarnos confrontaciones y experiencias personales.
Por desgracia y a pesar de todos estos beneficios, casi el 33% de los españoles admite que no lee nunca o casi nunca. La cifra, eso sí, ha caído en casi un 10% durante el último año. Es decir, que el hábito de lectura ha aumentado. Entre las excusas más habituales esgrimidas por los no lectores encontramos la escasez de tiempo y la falta de gusto por la lectura.
Cuándo acudir al psicólogo
Dicho lo cual, a pesar de que la ayuda de los libros resulta innegable si nos encontramos en crisis, es imprescindible saber diferenciar entre un mal momento y algo más grave que requiera de asistencia psicológica como, por ejemplo, una depresión. Y es que, según el último informe realizado por el comparador de seguros de salud Acierto hasta 300 millones de personas en el mundo la sufren.
La enfermedad se ha disparado en España hasta un 19% en el último año. Por desgracia, hasta 6 de cada 10 españoles no se han planteado nunca ir al psicólogo, un profesional clave para enfrentarse a ella con las herramientas apropiadas. Por fortuna, las nuevas generaciones se muestran más receptivas, especialmente las mujeres, las menos prejuiciosas a la hora de admitir que van a terapia.
Se trata de un reconocimiento importantísimo y que resulta fundamental en una normalización. Además, los problemas psicológicos no solo afectan al paciente en sí mismo, sino a su entorno y a su morbimortalidad como ciudadano. En este contexto son muchos los afectados que se decantan por profesionales privados; un punto en el que un seguro de salud puede resultar muy útil.
Hay incluso compañías que ofrecen pólizas de reembolso, que permiten al paciente elegir un profesional de fuera del cuadro médico y se hacen cargo de una parte de la factura. Por otra parte, “son cada vez más los psicólogos y centros que ofrecen «visitas» a través de videollamadas”, comenta Carlos Brüggemann, cofundador de Acierto.com; “una propuesta que permite a muchos pacientes vencer sus miedos y que conlleva las virtudes intrínsecas a la tecnología”. Tal es así, que hasta el 39% de los pacientes que se comunican con su médico de esta forma lo han hecho por la inmediatez que les garantiza. El mismo porcentaje se ha decantado por este servicio por la tranquilidad que le proporciona.