El mercado de las telecomunicaciones y posteriores operadoras telefónicas en España ha sido, desde los años noventa, un terreno de constante transformación. Nombres que durante años fueron habituales en la vida cotidiana -como Airtel, ONO o Yoigo– hoy ya no existen, y en el caso de Yoigo, ha ocurrido ahora que será controlada bajo el nuevo grupo MásOrange. La competencia feroz, la concentración empresarial y los cambios tecnológicos han ido borrando siglas y logotipos que marcaron una época.
Todas estas eran marcas que llenaban anuncios de televisión, patrocinios deportivos o carteles en la calle. Hoy, ninguna de ellas existe de forma independiente, siendo la última Yoigo, aunque con matices.
LA HISTÓRICA RED DE YOIGO SE DESPIDE TRAS 19 AÑOS DE SERVICIO
Y es que cada una de ellas fueron absorbidas por gigantes del sector en un proceso de concentración que ha cambiado para siempre el panorama de las telecomunicaciones en España.
En el caso de la última, Yoigo, podemos decir que ha desaparecido su red pero, a diferencia del resto, seguirá comercializándose, al menos por el momento. Hablamos de que Yoigo, que se ha integrado junto al resto del nuevo grupo MásOrange, ha apagado sus antenas para siempre.
El cierre de la red responde a una lógica de eficiencia. Tras la unión entre MásMóvil y Orange, existía una duplicidad de nodos en muchas zonas, lo que significaba que varias antenas daban cobertura al mismo territorio. Mantenerlas suponía un gasto innecesario, por lo que la nueva compañía decidió apagar progresivamente la red de Yoigo. Con ello, se reducen costes y se optimizan recursos, utilizando la infraestructura ya consolidada de Orange.
EL INICIO DE LA COMPETENCIA: AIRTEL Y AMENA
La liberalización del mercado de la telefonía móvil en los años noventa marcó el fin del monopolio de Telefónica. En 1995 nació Airtel, la primera gran alternativa. Su color rojo y sus campañas publicitarias la convirtieron en una marca muy reconocida.
Fue también pionera en la expansión de la telefonía móvil en un país que empezaba a descubrir los SMS y las tarifas prepago. Sin embargo, en 2001 Vodafone compró la compañía y la integró bajo su propia identidad. El nombre de Airtel desapareció, pero su base de clientes sirvió de plataforma para que la operadora británica se consolidara en el mercado español.

Tres años después, en 1998, llegaba Amena. Su tono fresco, el color verde característico y campañas recordadas como “Habla, habla” la hicieron conectar con un público joven. Fue la tercera gran operadora del país y durante casi una década ofreció una alternativa clara a Telefónica y Vodafone. En 2005, sin embargo, fue adquirida por Orange, que absorbió toda la infraestructura y eliminó definitivamente la marca.
ONO, LA REVOLUCIÓN DEL CABLE
Si Airtel y Amena representaron la apertura del mercado móvil, ONO simbolizó el despegue de la banda ancha en los hogares. Fundada en 1998, se convirtió en la primera gran operadora de cable en España, capaz de ofrecer velocidades superiores al ADSL.

Sus ofertas de “triple play” (internet, teléfono fijo y televisión) marcaron tendencia en los años 2000. Sin embargo, la fuerte competencia y las deudas acumuladas la hicieron vulnerable. En 2014 Vodafone la compró por 7.200 millones de euros y ONO desapareció como marca, aunque su infraestructura de cable sigue siendo fundamental para millones de usuarios.
WANADOO, UN RECORRIDO CORTO PERO EXITOSO
También se encuentra Wanadoo, una de las operadoras de telecomunicaciones que surgió a finales de los años 90′, de la mano de France Télécom, tras la liberalización del mercado de las telecomunicaciones en 1998.
La compañía comercializaba los servicios de ADSL y telefonía fija para particulares ofreciendo conexiones a Internet de hasta 20 Mb + llamadas a fijos nacionales, las 24 horas del día, por un precio total de 20 euros.
Teniendo en cuenta la evolución tecnológica en los servicios de telecomunicaciones, Wanadoo también ofreció otros servicios como SpeedpPack, ADSL GO y Wanadoo TV.

Wanadoo seguía muy presente en España allá por el año 2005 pero fue un año después cuando France Télécom decide unificar la marca bajo el nombre de Orange. FT solo se mantendría para llamar a los servicios de telefonía fija en Francia.
En el año 2006, Orange se presentaba como operador global, obligando a la desaparición de Wanadoo, Itineris, Amena, etc., y otros operadores que se encontraban en pleno desarrollo pero que pasaron a formar parte de la compañía naranja.
YOIGO, LA ÚLTIMA GRAN CAÍDA
El último gran nombre en desaparecer fue Yoigo. Fundada en 2006, apostó por un modelo diferente: tarifas simples y precios bajos en un momento en el que los usuarios reclamaban mayor transparencia. Con un discurso cercano y rompiendo con las complejas condiciones de sus rivales, logró ganarse un hueco como cuarta operadora nacional.

En 2016 fue adquirida por el grupo MásMóvil, que mantuvo el nombre durante algunos años. Sin embargo, en 2022 decidió integrarla definitivamente bajo su enseña principal, borrando del mapa a la que muchos consideraban “la operadora rebelde”.
UNA TRANSFORMACIÓN CONSTANTE DEL MERCADO
La desaparición de estas compañías refleja un proceso común en las operadoras de telecomunicaciones: la concentración empresarial.
Hoy, el mercado español está dominado por cuatro grandes grupos-Movistar, Vodafone, Orange y MásMóvil-, ahora integrada en MásOrange, fusión surgida entre Orange y MásMóvil anunciada en 2023. La batalla ya no está solo en captar clientes de móvil, sino en ofrecer paquetes completos de fibra, televisión y servicios digitales.
NOSTALGIA Y CAMBIO DE HÁBITOS
La huella que dejaron estas marcas sigue presente en la memoria de muchos usuarios. Para una generación, Airtel fue su primera tarjeta SIM; para otra, ONO significó navegar en internet a toda velocidad; y Yoigo representó la promesa de un mercado más justo y accesible. Sin embargo, las reglas han cambiado.
Hoy, la fidelidad a una compañía depende menos de la identidad de marca y más del precio y la flexibilidad de las tarifas.
La desaparición de Airtel, Amena, ONO, Wanadoo o Yoigo no solo cuenta la historia de fusiones y adquisiciones. Es también el relato de cómo España pasó del monopolio telefónico a un mercado abierto, competitivo y cada vez más concentrado. Un viaje en el que algunas marcas se quedaron en el camino, pero que refleja la rapidez con la que evoluciona la tecnología y la forma en que nos comunicamos.