A partir del 1 de enero de 2026, una nueva normativa europea cambiará para siempre la forma en que se sirven los desayunos en bares, cafeterías y hoteles de toda la Unión Europea, incluyendo España, por supuesto. La prohibición de envases monodosis para productos tan comunes como el azúcar, la mantequilla o las mermeladas ha generado una gran polémica dentro del sector de la hostelería, que ve en esta medida un desafío logístico y operativo (sin mencionar el financiero) que amenaza la comodidad y rapidez del servicio.
Los tradicionales sobres de azúcar, con sus frases impresas que muchos clientes consideraban parte del encanto matutino, desaparecerán, dando paso a sistemas colectivos y dispensadores que buscan reducir el impacto ambiental de los residuos plásticos, es una medida que persigue un objetivo importante, sin embargo, las consecuencias que se prevé irá generando son lamentablemente mucho más importantes.
Esta reforma, impulsada por el Reglamento 2025/40 del Parlamento Europeo, persigue un objetivo ambicioso: “eliminar millones de pequeños envases de un solo uso que terminan como microplásticos difíciles de reciclar”. Sin embargo, la reacción del sector no se ha hecho esperar, desatándose una verdadera “guerra” de opiniones entre hosteleros preocupados por la higiene y la eficiencia, clientes desconcertados por la pérdida de comodidades y defensores del medio ambiente que aplauden el paso hacia la sostenibilidad.
En medio de esta tensión, algunos negocios intentan innovar para mantener viva la esencia de esos desayunos tradicionales, adaptándose a las nuevas exigencias sin renunciar a la experiencia del cliente, sin embargo, el impacto en las finanzas parece tener la última palabra.
Las claves sobre la prohibición de porciones individuales que revolucionará la hostelería española

La nueva normativa europea afectará a una amplia gama de productos que hasta ahora se servían en envases monodosis, como los sobres de azúcar, las porciones de mantequilla, mermelada y las pequeñas dosis de salsas. Esta medida busca eliminar los residuos plásticos de un solo uso en la hostelería, un sector que genera millones de envases cada año y que, debido a su tamaño reducido, resulta muy difícil de reciclar.
Así, se fomentará el uso de alternativas reutilizables o dispensadores rellenables que reduzcan el impacto ambiental de estos productos (una medida que muchos usuarios se preguntan si realmente funcionará en el día a día). El cambio implica una transformación significativa en la forma en que bares, cafeterías y restaurantes sirven sus productos, especialmente en desayunos y buffets.
La eliminación de estas porciones individuales no solo obliga a replantear la logística del servicio, sino que también puede afectar la percepción del cliente sobre la higiene (y este tal vez sea el aspecto que más consideran los usuarios) y comodidad. Por esta razón, tanto expertos como empresarios insisten en que será fundamental implementar protocolos de limpieza rigurosos y comunicar claramente los beneficios ambientales para lograr la aceptación del público.
Impacto en bares, cafeterías y hoteles tras la eliminación de los envases desechables

La hostelería se enfrenta a un desafío importante con la entrada en vigor de esta normativa, ya que supone modificar la operativa diaria para adaptarse a la eliminación de envases monodosis. Los empleados tendrán que manejar dispensadores colectivos o envases reutilizables, lo que requiere formación específica y más tiempo en las tareas de servicio y limpieza, por aquello de la higiene, un aspecto que los clientes ya ven como un tema delicado.
Además, para mantener la higiene y la calidad del servicio, es probable que se necesite aumentar la plantilla o ajustar los turnos de trabajo, vamos que estamos hablando de un impacto financiero bastante importante en el sector. Los hoteles también se ven afectados por esta medida, pues deberán eliminar los pequeños botes de champú, gel y otros productos de baño de un solo uso.
Este cambio puede generar descontento entre los clientes, acostumbrados a estos detalles que se consideran un estándar de la experiencia hotelera. Por ello, los establecimientos deberán buscar soluciones sostenibles que mantengan la comodidad y la satisfacción del huésped, como el uso de dispensadores recargables y sistemas de recarga en las habitaciones.
Cómo adaptarse a la nueva prohibición y evitar problemas en el servicio diario de los establecimientos

Para enfrentar los retos que trae la nueva normativa, los establecimientos de hostelería deben prepararse con anticipación mediante la formación de sus equipos de trabajo y seguramente con una inversión económica significativa. El personal debe estar capacitado para manejar correctamente los dispensadores reutilizables y para aplicar protocolos estrictos de higiene que garanticen la seguridad alimentaria, para lo cual se requiere formación sí o sí del personal
De esta forma, se evitarán problemas relacionados con la llamada “contaminación cruzada” o el deterioro de la calidad del producto. Además, invertir en dispensadores modernos y eficientes es clave para agilizar el servicio y minimizar retrasos. Y es que la normativa europea generará grandes cambios en el sector, ¿lo positivo? Se ha avisado con tiempo y los negocios tendrán tiempo para adaptarse.
La comunicación transparente con los clientes también juega un papel fundamental: “explicar los motivos ecológicos y los beneficios de la medida puede generar empatía y aceptación” (para lo cual se requiere formación del personal y algo que al sector le afecta muchísimo, inversión de tiempo). Implementar estas estrategias permitirá que la transición sea lo menos disruptiva posible, facilitando que la hostelería española avance hacia un modelo más sostenible sin perder la confianza y satisfacción de su clientela.