Conducir por las carreteras españolas implica, en muchas ocasiones, un ejercicio constante de atención, cálculo y hasta intuición. Más allá del paisaje o del destino, buena parte del trayecto se resume en mirar el velocímetro y preguntarse: “¿Estoy dentro del límite?”. Pero detrás de esa pregunta hay una verdad poco conocida y que ahora la propia Dirección General de Tráfico (DGT) ha querido oficializar: los radares no son infalibles, y por ello, existen márgenes de error que pueden librarte de una multa.
Aunque pueda parecer una concesión, se trata de una medida técnica, respaldada por normativa y aplicada de forma precisa para evitar injusticias. En otras palabras, los radares de la DGT tienen una pequeña tolerancia al medir la velocidad, y este detalle puede marcar la diferencia entre una conducción sin consecuencias o una notificación de sanción en el buzón.
3Los radares de tramo: cómo funcionan y qué margen aplican

Otro tipo de radar que gana cada vez más protagonismo en nuestras carreteras son los radares de tramo. A diferencia de los radares clásicos, que miden la velocidad en un solo punto, estos calculan la velocidad media entre dos ubicaciones separadas por varios kilómetros.
¿Cómo lo hacen? Muy sencillo: al pasar por el primer punto, una cámara registra la matrícula del vehículo. Al llegar al segundo punto, otra cámara hace lo mismo. El sistema calcula el tiempo transcurrido y, con la distancia entre ambos puntos, determina la velocidad media. Si esta supera el límite de la vía, se considera infracción.
Y sí, los radares de tramo también aplican un margen de error, aunque en este caso no se especifica en porcentajes exactos públicamente. Sin embargo, las resoluciones judiciales y los recursos estimados indican que, de facto, la DGT también introduce tolerancias que oscilan entre el 3% y el 5%, dependiendo del tipo de instalación y el criterio técnico del dispositivo.