Evita multas: Conoce dónde esconde la DGT sus radares móviles

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En los últimos años, la sensación de “estar siendo vigilado” ha dejado de ser una paranoia para convertirse en una inquietud cada vez más compartida por los conductores. Los radares móviles de la Dirección General de Tráfico (DGT), pequeños, invisibles y ubicuos, parecen surgir en el punto más inesperado del trayecto, dejando multas y dudas por igual.

La DGT defiende su estrategia como una fórmula eficaz para reducir accidentes, pero para muchos ciudadanos, la práctica se asemeja más a una trampa recaudatoria. Y es que los radares móviles, a diferencia de los fijos, no avisan. Simplemente están. Y eso, según los conductores, cambia completamente las reglas del juego.

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Veloláser: el radar preferido de la DGT

La DGT y su apuesta por la innovación continua
Fuente: Freepik

Si hay un símbolo de esta nueva era de vigilancia camuflada, ese es el Veloláser. Este pequeño dispositivo, que cabe en una mochila y pesa apenas tres kilogramos, ha transformado el modo en que la DGT patrulla las carreteras. Puede colocarse en minutos y comenzar a operar de forma autónoma, transmitiendo datos en tiempo real a los agentes a través de conexiones inalámbricas.

Su versatilidad es tal que se puede fijar en barreras de seguridad, sobre trípodes, en coches estacionados o incluso en guardarraíles. El conductor rara vez tiene la oportunidad de detectarlo a tiempo. Y ahí está precisamente su eficacia o su polémica.

En 2024, la DGT contaba con más de 200 Velolásers distribuidos por todo el territorio nacional. Son silenciosos, discretos y despiertan una mezcla de respeto y rabia entre los conductores. No hay señales que los anuncien. No hay advertencias. Solo una notificación, días después, que llega con una sanción bajo el brazo.

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