Generalmente se asocia el verano con una forma de vida saludable, que entre otras cosas pasa por salir más al aire libre, descansar durante las vacaciones o recibir más sol en la piel. Pero no siempre la época estival es sinónimo de bienestar y mejora para nuestro organismo. De hecho, hay aspectos que conviene cuidar en este periodo del año.
Los ojos, sin ir más lejos, están sujetos a más amenazas cuando llega el buen tiempo. Te contamos el porqué y cómo cuidarte para evitar sufrir ningún tipo de daño.
Cuidado con el sol
Muchos son los expertos que coinciden en que una larga exposición al sol puede resultar muy perjudicial para nuestros ojos, incluso pudiéndose dar casos de queratitis actínica. Los síntomas son bastante fáciles de reconocer: escozor, enrojecimiento o picor. A veces, incluso lagrimeo recurrente.
Se trata de un problema que se da en muchos casos durante el periodo estival, cuando se pasa más tiempo al sol, y este es más potente que el resto del año.
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¿Cómo proteger los ojos del sol?
La mejor medida para que los ojos no sufran en verano pasa por utilizar gafas de sol cuando se prolonga el tiempo en el exterior. Pero cuidado, porque no siempre todas tienen la calidad suficiente como para ser una ayuda. Al contrario, hay veces que unas gafas de sol “baratas” pueden salir caras, y ser peor el remedio que la enfermedad, como se suele decir.
Por eso hay que informarse y, aunque a veces sean un poco más costosas, adquirir unas gafas de sol adecuadas, que tengan una graduación en condiciones.
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Otros problemas oculares
Aunque no son tan frecuentes, también hay otras amenazas que el sol puede ocasionar a nuestros ojos, si no los protegemos de forma diaria. Algunos estudios, por ejemplo, han indicado que esta práctica puede ocasionar la aparición de cataratas o, al menos, acelerar su evolución en el caso de gente de una cierta edad.
Otras veces, incluso, es la retina la que resulta afectada, con todo lo que eso conlleva.
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El peligro de los aires acondicionados
Está claro que el aire acondicionado es uno de los electrodomésticos más útiles que mejor vienen cuando suben las temperaturas, sobre todo en sitios secos o en los que el calor es muy prolongado incluso de noche. Pero es sabido por casi todo el mundo que no siempre estos aparatos ayudan a tener una buena salud.
Además de provocar otras patologías, los aires acondicionados pueden resecar los ojos.
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El aire frío
De hecho, al contrario de lo que mucha gente piensa, el aire frío es mucho peor para la salud ocular que lo contrario, el aire caliente. Por ese motivo, los aires acondicionados pueden suponer un peligro, más aún cuando se experimentan contrastes de temperatura.
Esto es algo que todo el mundo vive durante el verano, pasando muchas veces del extremo calor del exterior a entrar en sitios donde hay funcionando un aire acondicionado. Una situación que la mayoría de las veces no tiene solución, sobre todo cuando se trata de lugares de trabajo, supermercados, etcétera.
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¿Cómo aliviar los ojos del aire acondicionado?
Uno se puede proteger del sol con gafas apropiadas, pero cuando se trata de evitar el aire frío de los aires acondicionados en verano, la solución no es tan sencilla. Por ese motivo, a veces es inevitable que se produzcan lagrimeos de más, irritación y demás complicaciones en los ojos.
¿Qué hacer, entonces, cuando esto sucede? Por suerte, hay productos que ayudan a hidratas los ojos, y que pueden encontrarse en farmacias sin ninguna complicación. Llevarlos encima durante los meses estivales nunca está de más, por mucho que a cada persona estas circunstancias la afecte de manera distinta.
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Ojos sensibles
Algunas personas sufren de lo que suelen llamarse “ojos sensibles”. Es decir, tener más predisposición a sufrir complicaciones como escozor, picor y demás. Algo que suele empeorar en verano.
Es algo que se puede producir de forma natural, pero también a consecuencia de padecer alguna alergia o infección puntual. También puede deberse a pasar muchas horas delante de una pantalla, por ejemplo, algo cada vez más común en muchos trabajos.
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El cloro de las piscinas
¿Alguna vez has sentido que tus ojos estaban más rojos o fatigados de lo normal después de pasar un día en la piscina? Es algo normal, puesto que el cloro de las mismas, por mucho que resulta imprescindible para el cuidado higiénico de las mismas y el mantenimiento del agua, no sienta nada bien a los ojos de la gente.
Esto es algo especialmente visible cuando, además de darse un baño, hay quienes deciden sumergirse y bucear en las piscinas. Se trata de una acción divertida y refrescante, pero para la que conviene tomar precauciones.
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Gafas de bucear
La mejor forma de prevenir problemas con el cloro de una piscina en los ojos consiste en comprar unas gafas de bucear. Es un complemento que no siempre se tiene en consideración cuando uno va a bañarse, pero que es mucho más útil de lo que parece. Además, también puede aprovecharse cuando se visita la playa (cuya sal tampoco es buena cuando se bucea).
Lo bueno del asunto es que adquirir unas gafas para practicar el buceo no es una compra demasiado cara, si se compara con todo lo que suele costarle a nuestro bolsillo el verano y sus vacaciones.
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Ojo, a las bacterias
Más allá del cloro, las piscinas también presentan otros peligros para nuestros ojos, sobre todo cuando se bucea. Con indiferencia de lo limpia o cuidada que esté el agua de una de ellas, no es infrecuente la aparición de algunas bacterias que, si bien no tienen por qué ser peligrosas, sí pueden hacer daño en nuestros ojos.
Con unas gafas para bucear se soluciona la cuestión, ya que evitan que los ojos estén en contacto directo con el agua, y con cualquier cosa nociva que pueda haber en ella.
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