Misa de medianoche, de Mike Flanagan, ve al talentoso escritor / director pasar de adaptar Stephen King a crear un proyecto que se siente tan claramente como una de las obras del maestro del terror que incluso los fanáticos se preguntarán cómo se perdieron el lanzamiento del libro.
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Misa de medianoche: Religión e inmortalidad
Con elementos de The Stand, The Shining y Salem’s Lot, el estudio de Flanagan sobre la religión y la inmortalidad a veces reaviva los recuerdos de misas de medianoche reales, ya que puede ser un poco agotador en su predicación con demasiados monólogos.
Si bien hay algunas actuaciones excelentes y temas atractivos, también resulta que Flanagan, cuando se libera de la trama del material original como The Haunting o Doctor Sleep, puede volverse demasiado prolijo y repetitivo para su propio bien.
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¿En qué se basa?
Si se tratara de una novela de King, sería uno de esos gigantes de 900 páginas que los lectores a menudo no terminan, y aquellos que la revisaron admirarían la ambición del esfuerzo del autor y se preguntarían si un editor podría haberles ayudado.
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Simbolismo y manifiesto
Una vez más, como muchos de los sermones de nuestra juventud, la “Misa de medianoche” abunda en temas relacionados y simbolismo manifiesto. Flanagan está jugando con el lado más oscuro de las escrituras religiosas, conectando cosas como la resurrección y beber sangre con un tipo diferente de mitología.
Después de todo, el horror y la religión tienen mucho en común, a menudo presentan temas similares de moralidad y derrota del mal, solo que con un paño diferente.
Algunos de los elementos más ambiciosos de Flanagan aquí juegan con la idea de que La Biblia es verdaderamente una historia de terror, mientras que también entrelaza temas muy parecidos a los de un Rey en la tela, principalmente el conflicto entre la responsabilidad humana y el pensamiento de que la fe puede lavar todo pecado.
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¿Dónde se hace la misa de medianoche?
La gran mayoría de la «Misa de medianoche» tiene lugar en una comunidad de pescadores insular llamada Crockett Island.
En realidad, la mayor parte tiene lugar en la decrépita iglesia de San Patricio, que recientemente está dirigida por un joven encantador llamado Padre Paul (un Hamish Linklater verdaderamente fantástico, cuyo trabajo aquí casi justifica una mirada por sí solo), un líder carismático que ha sido enviado para reemplazar a un hombre llamado Monseñor Pruitt.
Coincidiendo con la llegada del padre Paul está el regreso del hijo pródigo de la isla, Riley (Zach Gilford), que ha estado en prisión durante cuatro años después de un accidente por conducir ebrio que mató a una mujer.
De una manera muy «The Haunting of Hill House», Riley incluso es perseguido directamente por su víctima, lo que amplifica su necesidad de algún tipo de redención. El pecador y el salvador que llegan a la isla Crockett al mismo tiempo se sienten como el destino.
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Personajes memorables
Si bien Riley y Paul son el centro de la «Misa de medianoche», Flanagan llena la comunidad con personajes memorables, la mayoría de los cuales han sufrido el tipo de pérdida que los lleva a una iglesia en busca de orientación, incluido el dolor que los empuja a buscar un propósito más elevado en el mundo.
Los padres de Riley, Annie (Kristin Lehman) y Ed (Henry Thomas), son los habituales de St. Patrick, pero su vieja amiga Erin (Kate Siegel) tiene algunas preguntas más sobre el propósito de la fe dado su oscuro pasado.
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Bev Keane (Samantha Sloyan): Fiel creyente
La estridente Bev Keane (Samantha Sloyan) es el tipo de alma comprometida que seguirá a las figuras religiosas por cualquier camino oscuro en el nombre de Dios, mientras que un pequeño grupo de no creyentes miran con escepticismo lo que está pasando debajo de la cruz en el en medio de la noche, incluido un médico (Annabeth Gish) con una madre enferma (Alex Essoe), el nuevo sheriff (Rahul Kohli) en la ciudad y un borracho local (Robert Longstreet) con, esperen, un pasado oscuro.
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También es, lo creas o no, más hablador que los dos proyectos de «Haunting»
Riley puede ser relativamente estoico, pero a la gente le encanta hablar con él, en particular el padre Paul y Erin, quienes reciben largos discursos sobre religión, Dios, alcoholismo, adicción, la vida después de la muerte y mucho más. Este es un espectáculo lleno de monólogos, que podría hacer que las personas que buscan escalofríos se asusten.
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Ese no es el juego de Flanagan aquí
Está más interesado en la filosofía y la fe que antes, y hace preguntas directamente sobre la moralidad y el pecado. La mayoría de las largas conversaciones están bien escritas, lo suficientemente atractivas en su diálogo, pero también agotan gran parte del impulso de la pieza, especialmente después de una gran revelación a mitad de temporada y luego conduce a un par de episodios de intensa discusión cuando los espectadores están va a estar buscando las cosas sangrientas.
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¿Qué es lo opuesto a un milagro?
¿Por qué algunos fieles reciben bendiciones en su vida mientras que otros solo enfrentan tormento?
Estos son temas profundos y complejos para una serie original de Netflix, y es un mérito de su trato con Flanagan que exista algo tan complejo. Y, sin embargo, vuelvo a la comparación de King.
Aunque soy un gran admirador, puedo admitir que sus temas y conceptos a veces abruman su trama. Es propenso a las tangentes que no sirven para un propósito mayor y tiene la costumbre de subrayar sus ideas en lugar de confiar en que los lectores las descompongan.
Y, sin embargo, sigue siendo un artesano tan entretenido (por cierto, recomiendo encarecidamente su reciente Later y Billy Summers, dos de sus mejores ofertas al final de su carrera) que los fanáticos pueden perdonar fácilmente su tendencia a la abundancia y la sobrecocción.
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Iglesia de Flanagan
Quizás el mayor cumplido que puedo hacerle a Flanagan y «Midnight Mass» es que todos esos sentimientos que he tenido sobre el trabajo de King durante las últimas cuatro décadas también son válidos para él.
Si bien puedo ver las fallas en esta homilía sobrecalentada, no hay nada que me impida regresar a la Iglesia de Flanagan la próxima vez que se abran las puertas.
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