Razones por las que no volverás a meterte un chicle en la boca

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Cuando somos más jóvenes, masticar chicle es algo muy común, sobretodo en la época de los Boomer, que hay poca gente que no lo haya comido alguna vez. También es una gran solución si no tenemos un cepillo de dientes a mano y queremos quitarnos el sabor de la comida al terminar de comer. Con el chicle se libera tensión e incluso conseguimos refrescar el aliento. Lógicamente, masticar chicle tiene sus beneficios y sus inconvenientes principalmente para nuestro salud bucal, aunque no solo afecta a la boca. Por ello, vamos a ver las razones por las que no volverás a meterte un chicle en la boca.

Algunos aspectos positivos de masticar chicle son por ejemplo la estimulación de la producción de saliva, que consigue «neutralizar la acidez que se suele producir sobre la superficie de los dientes», según algunos expertos odontólogos. No hay estudios concluyentes sobre si ese hábito es bueno o malo, pero vamos a centrarnos en los inconvenientes.

Veamos cuáles son los principales puntos en contra de masticar chicle:

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Componentes del chicle

Entre las sustancias que contiene el chicle, todas artificiales, cabe destacar que está compuesto de base de goma, sorbitol, jarabe de manitol, aspártamo, colorantes, saborizantes, BHT, fosfato de calcio-peptona etc. Con esta lista vemos que no es algo muy recomendable para tomar. Si siempre nos han dicho que no debíamos tragárnoslo por no hacernos daño sería por algo, pero el caso es que masticándolo también tomamos esos ingredientes que dañan nuestro estómago.