La consecuencia de ser un dormilón a la hora de la siesta

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Cuando estamos en nuestra casa frente a un ordenador por mucho tiempo, nuestras madres y abuelas son insistentes en no irnos a la cama tan tarde. La razón se debe a que el sueño siempre estuvo vinculado a la buena salud, a la capacidad de concentración y a recargar el cuerpo para soportar el ajetreo diario. No obstante, también se conoce que los excesos son malos, es decir, si duermes más de lo necesario y a eso le agregas muchas horas de siesta, déjame decirte, compañero, que te estás matando.

Para ser un poco más objetivo y que mis palabras no se lean de forma agresiva, Susan Redline, profesora de la Universidad de Harvard y médica de la división de desórdenes del sueño del hospital Brigham and Women’s de Boston, en EE.UU, indica que las personas que duermen más de 10 horas al día tienden a tener peor estado de salud que aquellas que duermen un promedio entre 6 u ocho horas.

Uno de los argumentos que se manejan del porqué el sueño prolongado abre el camino a desarrollar enfermedades es que el individuo debe dormir la cantidad de horas necesarias de acuerdo a la edad, por ejemplo, un recién nacido requiere de 20 horas para dormir, un adolescente de 9 horas y un adulto entre 7 y 8 horas. Explicado esto, aquí algunas consecuencias.

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Problemas de peso

problemas de peso con la siesta

Bien se ha tratado en artículos anteriores que no dormir bien puede desembocar en problemas de peso, pero afirma Michael Irwin, psiquiatra en ciencias de la conducta y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), que se encontró un vínculo entre el sueño prolongado y los problemas de obesidad.

Unas de las explicaciones más congruentes es que tener una siesta diaria más el sueño habitual, que en el caso que seas muy perezoso puede consumirte más de 12 horas diarias, se traduce a que la persona no realiza actividad física.