Miguel Herrán: así ha sufrido el éxito de La casa de papel

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La serie española «La casa de papel» fue un éxito que todavía continúa. Sus fanáticos, que son demasiados, se encuentran a la espera de la quinta temporada. Como toda producción exitosa le dio popularidad a sus actores y uno de ellos es Miguel Herrán, mejor conocido como Río, personaje en la trama. En el mismo proyecto audiovisual lo describieron -parafraseando un poco- como el joven de la sonrisa bonita.

Formar parte de un proyecto como éste, es un sueño que no todos pueden hacer realidad. Te da fama, prestigio, se abren puertas laborales y otorga estabilidad y bienestar económica. Es por ello que en medio de tantas ventajas, es difícil entender que un actor sufre. Pues amigos esa es la realidad de Herrán.

El qué dirán, la incitación de las personas a llevarte a comprar cosas porque se supone que tienes dinero y el no poder hacer lo que quieres son solo algunas consecuencias que trajo el éxito del actor gracias a su participación en La casa de papel y Élite. El experto en escena profundizó más sobre el tema y esto fue lo que dijo.

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Estar expuesto al público

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El actor Miguel Herrán, protagonista de la casa de papel, manifestó que tras el éxito de sus dos series lo llevó a adoptar una posición neutral, en pocas palabras no dar mucho de qué hablar. Sin embargo, se dio cuenta que el arraigo de la producción es tan grande con el público que se hace imposible:

«La exposición que implica estar en dos series de éxito como ‘La Casa de Papel’ y ‘Élite’ es enorme, pero he intentado siempre estar en una posición neutral, no dar que hablar, pasar desapercibido. Y, al final, después de darle muchas vueltas, me he dado cuenta de que eso es imposible y de que no debo agobiarme tanto por cómo me vea la gente y lo que piense de mí. No es mi imagen real. Esa la conocen los que están a mi lado; la gente que me importa», comentó.

No se sabe con exactitud si el comentario fue en un contexto de tranquilidad o de queja. Lo que es interesante es que el ser humano es inconforme. Cuando se está en el anonimato, añora la exposición, pero cuando se ha alcanzado la fama, surgen quejas. No quiere decir que sea el caso de Miguel Herrán, pero es un pensamiento que, de seguro, para por la mente de muchas personas.

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