La ciencia no deja de sorprendernos a través de hallazgos que, de una u otra manera, consiguen cambiar el mundo o ampliar los conocimientos que tenemos acerca del planeta en el que habitamos. En algunos casos se llegan a localizar rincones que nunca hubiésemos imaginado.
En esta ocasión, un grupo de investigadores nos ha sorprendido tras hallar un mundo perdido de 34 millones de años que se encuentra enterrado bajo el hielo antártico, un hallazgo que realmente es impresionante y que ha permitido conocer multitud de detalles del planeta mucho tiempo atrás.
HALLAN UN MUNDO PERDIDO EN LA ANTÁRTIDA

Un grupo de científicos han encontrado bajo la superficie de la Antártida, a más de 2.000 metros de profundidad, un mundo perdido que se encuentra en lo que durante siglos fue considerada una extensión inhóspita. Se hallaron restos de un ecosistema intacto de hace 34 millones de años.
Los investigadores descubrieron este lugar bajo el hielo de la Antártida gracias a un sistema satelital dotado de la tecnología RADARSAT, que pudo detectar un antiguo valle fluvial. Una vez conocida su ubicación, los investigadores siguen trabajando para poder conocer más detalles acerca de la vida en el planeta hace millones de años.
AÑOS DE INVESTIGACIÓN PARA DAR CON EL MUNDO PERDIDO

En el interior de este mundo perdido detectado se pueden encontrar sedimentos, microfósiles y materia orgánica, conservando huellas de un pasado remoto en el que era un continente verde, húmedo y repleto de vida. Este hallazgo lleva a revisar las creencias existentes sobre la historia climática del planeta, además de plantear nuevas preguntas sobre la forma en la que los ecosistemas actuales responderán al cambio climático actual.
Mientras conocemos que el viento de la Antártida está perdiendo fuerza desde hace más de una década, esta investigación arroja luz sobre diferentes cuestiones. La investigación ha sido liderada por la Universidad de Tasmania (Australia) con Richard Levy al frente del mismo. Desde 2017, el equipo se encargó de perforar el lecho marino de la Antártida Occidental, una de las regiones más remotas y frías del planeta.
UN MUNDO QUE SE CREÍA EXTINGUIDO

La investigación comenzó con el objetivo de analizar los sedimentos atrapados bajo una capa de hielo de casi 2 kilómetros de espesor, pero lo que extrajeron no se limitó a lodo fosilizado, sino a indicios de vida en una zona que se creía totalmente extinguida.
El hallazgo de este mundo de 34 millones de años oculto bajo la Antártida se anunció de manera oficial hace unos meses, aunque los trabajos llevaban realizándose desde hace varios años. De esta forma, nos encontramos con una nueva investigación, que se suma a otras realizadas en la zona, como la relacionada con el glaciar del juicio final, uno de los peligros del planeta Tierra.
LAS HUELLAS DE UN MUNDO PERDIDO

Entre los restos hallados en este mundo perdido destacan los microfósiles marinos como diatomeas y foraminíferos, unos organismos diminutos que permiten reconstruir cómo eran los océanos en aquella época. También aparecieron restos vegetales y materia orgánica en un estado de conservación asombroso.
Las investigaciones apuntan a que, antes de la gran glaciación, la Antártida contaba con mares cálidos, vegetación abundante y ríos que atravesaban bosques. Este yacimiento es, de esta forma, una ventana al Eoceno, justo antes de que tuviese lugar una de las grandes extinciones del planeta.
EL MUNDO OCULTO ATRAPADO EN UNA CÁPSULA DEL TIEMPO

Este descubrimiento ayuda a los expertos a que puedan entender cómo funcionaban los ecosistemas que regían el mundo hace millones de años, pero al mismo tiempo plantea numerosas hipótesis de cuál podría ser su evolución en el caso de que el clima actual continúe transformándose.
Este entorno, que se ha mantenido atrapado bajo el hielo durante más de tres décadas de millones de años, ha conseguido mantenerse protegido del oxígeno, la erosión y de los diferentes ciclos naturales que provocan modificaciones en el paisaje terrestre. De esta forma, nos encontramos ante una cápsula del tiempo geológica.
ESTE CONTINENTE DEL MUNDO NO FUE SIEMPRE IGUAL

Un equipo de investigación liderado por Stewart Jamieson, de la Universidad de Durham (Reino Unido), ha conseguido mapear lo que está oculto bajo el hielo ártico. A través de RADARSAT, un sistema satelital de alta precisión, han hecho que sea posible cartografiar un sistema de ríos fosilizados y valles fluviales.
Esta red fluvial, que actualmente se encuentra atrapada bajo el hielo, nos sugiere que el continente no siempre fue gélido y blanco como en la actualidad. Hace más de 30 millones de años, cuando la Antártida era parte del supercontinente Gondwana, se trataba de un terreno lleno de vida, fértil y dinámico.
ASÍ ERA EL CLIMA DEL MUNDO HACE MILLONES DE AÑOS

Los datos obtenidos por los investigadores mediante satélite complementan lo hallado por parte del equipo científico australiano, con un paisaje encontrado que coincide con el tipo de sedimentos y restos orgánicos recabados. No hay duda que la tecnología moderna ha podido llegar a descubrir lo que durante millones de años permaneció oculto sin que se supiese de su existencia.
Este descubrimiento supone mucho más que el interés paleontológico. Entender cómo era el clima en el mundo hace millones de años, antes de que la Antártida se cubriera de hielo, permitirá a los científicos poder llegar a obtener conclusiones y poder conocer la manera en la que se puede comportar el hielo si las temperaturas globales siguen aumentando.
CLAVE PARA ANALIZAR EL CALENTAMIENTO GLOBAL EN EL MUNDO

El hecho de que un ecosistema entero se haya conseguido conservar durante millones de años demuestra que las capas polares pueden ser utilizadas a modo de archivo del pasado, pero también como indicador de riesgo contra el calentamiento global que afecta al mundo en la actualidad.
Para los científicos se abre la posibilidad de comparar de forma directa las condiciones climáticas del pasado con las actuales. De esta forma, si un cambio drástico transformó una región fértil en una zona congelada, actualmente podría estar dándose precisamente el proceso inverso. Estos datos pueden llegar a ser claves para el futuro.






































































