Directora de residencia en Alcorcón: «Nos preguntaban por cifras, nadie si hacía falta ayuda»

La directora de la Residencia Amavir de Alcorcón, Lidia Sánchez, ha relatado esta mañana que durante la primera ola de la pandemia de coronavirus sufrieron «una guerra sin medios», la falta de derivaciones de residentes a los hospitales y ha insistido que las administraciones les pedían continuamente cifras sobre fallecidos y enfermos pero «nadie les preguntaba si necesitaban ayuda».

En la comisión de investigación sobre Residencias y Covid-19 de la Asamblea de Madrid, Sánchez ha contado el drama que vivieron en este geriátrico de 183 plazas, en las que murieron 30 mayores en el primer mes de la crisis sanitaria.

Según ha recordado, el 9 de marzo cerraron el centro, como ordenó la Comunidad, y a partir del día 13 detectaron usuarios con afecciones respiratorias, pero el primer caso confirmado de coronavirus fue el 28 de ese mes porque no tuvieron hasta entonces acceso de PCR. «Ninguno era consciente de lo que verdaderamente venía», ha reconocido.

La directora de esta residencia de Alcorcón ha asegurado que pese a la gravedad de esa situación «no tuvo ningún contacto en ningún momento de las Consejerías de Políticas Sociales y Sanidad». Y critica que según el protocolo recibido el 21 de marzo tenían que aislar a los usuarios en función de su sintomatología pero no tenían test diagnóstico para ello.

«El 15 de marzo le pido por primera vez al hospital los test. Yo decidí por mi propia cuenta el 19 de marzo aislar a todos los usuarios por habitaciones, pese al rechazo de las familias. Luego la gente me lo agradeció. Cada habitación es la casa de cada residente. Esto no es un hospital con una camilla que te llevo donde quiero. Esa habitación es su casa y allí están sus enseres personales», ha indicado.

Durante esas primeras semanas de pandemia, Sánchez ha manifestado que el personal pasó a trabajar 12 horas para atender todo lo que estaba ocurriendo y sin apenas libranzas y que contrató a más trabajadores de limpieza. Entre el 30% y el 35% del personal causó baja pero a duras penas pudieron reponerlas porque era difícil encontrar profesionales cualificados.

«Contratamos personal que eran enfermeros pero no tenían la homologación. No vino ninguna persona externo de la Consejería, siempre llegó personal propio de nuestra empresa», ha respondido la compareciente a preguntas de la oposición.

Respecto a los equipos de protección individual (epis), la responsable de Amavir Alcorcón ha señalado que hasta principios de abril no empezaron a llegar y que la primera medicación específica para Covid les llegó el 7 de abril porque les decían que había desabastecimiento, y tampoco pudieron comprarlas en ninguna farmacia porque tampoco había.

«El mayor problema que tuvimos es que se requisó el material a las empresas distribuidoras para que llegara a los hospitales pero se olvidaron a las residencias, donde también hay sanitarios. Hicimos pedidos pero se quedaron retenido en aduanas», ha manifestado.

LAS DERIVACIONES A HOSPITALES

La interviniente en la comisión de investigación ha confirmado que no pudieron derivar a residentes enfermos a hospitales hasta el 31 de marzo. Desde ese día hasta el 8 de abril solo pudieron derivar a 7 personas y a partir de entonces no tuvieron problemas. «Pedimos la primera ambulancia el 13 de marzo. Llamé al 061 y me dijeron que comunicar a través de la geriatra del hospital y me colgaron», ha contado.

Sánchez también ha recordado que rechazaron la hospitalización de un residente de 75 años con Alzheimer moderado pero sin dependencia, siguiendo los supuestos protocolos dictados por aquel entonces por la Consejería de Sanidad. «Nunca me dijeron que fuera un borrador o un documento no oficial. Ni nos ofrecieron la posibilidad de derivarlos a Ifema o hoteles medicalizados», ha apostillado.

Tal fue su desesperación que el 9 de abril mandó un correo electrónico al hospital de Alcorcón avisando que mandaban ambulancias para recoger a sus residentes o pediría a las familias que los llevaron ellos mismos a Urgencias. Este correo surtió efecto y la geriatra les visitó presencialmente al día siguiente.

«Hasta el email habían muerto 30 personas. Empezaron a abrirse las derivaciones a hospitales y a llegar medicamentos específicos, test y médicos del hospital al centro. Solo hubo 7 fallecimientos más por Covid desde entonces hasta el 28 de mayo, fallecimiento último de la primera ola. Se pudieron haber salvado vidas», ha reconocido.

No obstante, la interviniente sí ha confirmado que las personas que tenían seguro privado sí pudieron ser derivadas a hospitales, pero solo la minoría tenían dicho seguro.

«NO HUBO COORDINACIÓN ENTRE SANIDAD Y POLÍTICAS SOCIALES»

La directora de esta residencia también ha repetido en varias ocasiones que les llegaba mucha información y protocolos de actuación «de todos los sitios, que era difícil leerlos cuando la gente se estaba muriendo y era una mano más». «Me causa hasta risa unos protocolos que leí después que me pedían algo que no estaba en mi mano o con medios que no me estaban proporcionando», ha lamentado.

«No hubo coordinación entre Sanidad y Políticas Sociales. Mandaban protocolos con cosas diferentes, cada uno iba a lo suyo. Uno me decía que tenía que mandar un correo cada vez que moría alguien. Era excesiva la información que llegaba y procesos que teníamos que cumplir, pero no teníamos medios ni tiempo para asimilarlos», ha apuntado.

Sánchez también ha asegurado que no tuvo reuniones con nadie de la Consejería. «En ningún momento vino la Inspección. Lo suyo es que vengan presencialmente a comprobar lo que pasa. Sí hablábamos por teléfono, algo que era importante porque podía desahogarme. Por cifras nos preguntaban muchísimo, pero por si necesitábamos algo, más bien poco», ha criticado.

La compareciente apenas notó en su centro el Plan de Choque puesto en marcha por la Comunidad en residencias, pero admitió que el servicio de prevención del Hospital de Alcorcón les formó en zonificación y se realizaron semanas después pruebas serológicas que espera que ahora se repitan porque «tras tres meses ya no tienen validez».

Sánchez también ha recalcado que no medicalizaron su geriátrico, pese a las sentencias instando a ello a la Consejería de Sanidad. Recibieron eso sí, las visitas de la UME de los Bomberos de Alcorcón para desinfectar el centro.

«Lo que he vivido es una guerra sin medios, he sido juzgada de antemano de asesina, que acumulaba muertos. Espero que se busquen soluciones para que no vuelva a ocurrir y no vivir lo que yo he vivido. Y que no se me juzgue a pesar de todo lo que luchado. Estuvo 65 días sin librar un solo día, vapuleados por los medios diciendo que acumulábamos muertos. Y ese daño duelo mucho, por mí y mi gente, que fueron allí dejarse la vida por los demás. Mientras, escuchábamos que dejábamos morir a gente, cuando la realidad es que no teníamos medios y hemos llorado lágrimas de sangre por impotencia», ha resumido.

La directora de Amavir Alcorcón asegura que no pudo abrazar a sus hijo durante 70 días y que hay residentes que todavía no han podido hacerlo por las restricciones. Sin embargo, ha comprado tablets para facilitar la comunicación de los enfermos con sus familiares. «Siempre tuve claro que tienen derecho a saber lo que ocurría desde el minuto uno en ese centro», ha concluido.