Obtener el carnet de conducir es mucho más que cumplir un trámite con la Dirección General de Tráfico (DGT): es la validación de aptitudes, conocimientos y responsabilidad para circular con seguridad y respeto en la vía pública. En España, desde los 18 años, acceder a este documento implica superar exámenes adaptados a cada tipo de vehículo, siendo la preparación psico‑física central para conducir con confianza y ante la ley.
La DGT basa la validez del permiso no en la edad, sino en las condiciones físicas y mentales del conductor. Y aunque no existe una edad máxima para conducir, los mayores de 65 o 70 años deben presentar controles adicionales. Con ello, se persigue un objetivo esencial: que la movilidad permanezca segura, con personas capaces de asumirla conscientemente y sin riesgos.
1DGT: un derecho condicionado a la capacidad

A partir de los 18 años, la DGT clasifica las licencias de conducir según el tipo de vehículo, incluyendo coche (B), moto (A1, A2, A), camión (C) y autobús (D). Cada permiso requiere aprobar exámenes específicos: uno teórico que evalúa conocimientos de normas y señales, y uno práctico para demostrar habilidades de manejo y maniobras según la categoría.
El proceso de obtención de la licencia busca asegurar el dominio de las normas de tráfico y la conducción segura. Los aspirantes deben demostrar competencia en situaciones reales, adaptadas a las exigencias de cada tipo de vehículo. Es un requisito fundamental para garantizar la seguridad vial y la capacidad del conductor en la vía pública.
Además de las pruebas de conocimiento y habilidad, la DGT exige una evaluación integral de la aptitud del conductor. Mediante controles psicotécnicos y médicos, se verifica que el solicitante posee las facultades físicas y mentales necesarias para conducir. Esta evaluación es esencial para certificar que quien obtiene una licencia está plenamente capacitado.