Netflix se entrega a la complicada tarea de adaptar ‘Cien años de Soledad’

Netflix siempre apuesta fuerte. «Cien años de soledad» de Gabriel García Márquez es, sin duda, una de las obras más importantes del idioma español, y seguramente la obra clave del «boom latinoamericano». Es un relato que al mismo tiempo captura la idea complicada de realismo mágico y que en su fantasía entiende mejor que la mayoría de los libros de historia. Es también una obra clave de la literatura que parece imposible de adaptar en la pantalla, pero Netflix ha dado el paso y tras el estreno del primer adelanto esta semana parece haber motivos para emocionarse. 

Pero no deja de ser un riesgo. El tiempo, el lenguaje y el lector son todos relativos en la obra cumbre del colombiano, que se permite repetirse, trazar espirales en la trama o directamente detenerse a narrar historias separadas a las 7 generaciones del clan de los Buendía, y del pueblo de Macondo al que está atada su historia. Es una obra fundacional, que ha dejado marcas en obras posteriores que van desde la tierna ‘Encanto’ de Disney a la terrorífica ‘Uzumaki’ de Japón, sumando una innumerable colección de historias que construyen magia desde lo cotidiano, lo que suma a las dificultades el problema de diferenciarse de todas ellas.

Es, por tanto, un trabajo difícil. Por fortuna, para Netflix, los encargados de darle vida a Macondo en pantalla no son desconocidos. Por un lado, la colombiana Laura Mora, ganadora de la Concha de oro en San Sebastián por ‘Los reyes del mundo’ y por otro el argentino Alex García López, quien ha trabajado en televisión en series como ‘Daredevil’, ‘The Witcher’ o la próxima ‘The Acolyte’ sobre el universo ‘Star Wars’. Es una buena combinación, con experiencia tanto en la fantasía como en la pantalla chica. 

ENTENDER MACONDO ES ENTENDER LATINOAMÉRICA

Aunque no hay duda que la obra es un repaso, en clave de metáfora permanente, de la realidad de la Colombia del Gabo si algo repiten la mayoría de los estudiosos es que Macondo es también un reflejo del caos latinoamericano. Durante los ‘Cien años de Soledad’ de la obra se pasan revoluciones, hambrunas, una lluvia de más de un lustro y una masacre iniciada por una industria bananera. Al mismo tiempo, no deja de expresar la belleza, la curiosidad y el entrañable espiritismo latino. 

Es una forma de entender el continente que cualquiera de sus nacionales puede comprender y compartir, la realidad de acercarse al mismo con el mismo amor que temor. Llevar Macondo a la pantalla es una responsabilidad complicada, pues para los colombianos y para los latinoamericanos son todos los pueblos del mundo, y ninguno al mismo tiempo. Es también una oportunidad única, de darle una nueva forma de vida a uno de los paisajes clave de la literatura de habla hispana. 

EL COMPLICADO JUEGO DEL TIEMPO EN ‘CIEN AÑOS DE SOLEDAD’

Entre las predicciones de Melquiades, los recuerdos de los Buendía o la complicada historia de las guerras alrededor del pueblo, el salto temporal de la novela es permanente. Sumado a que la familia central suele repetir nombres entre generaciones, y que esta suele estar atrapada en el mismo ciclo, uno de los juegos permanentes del libro es que el lector no esté demasiado seguro de la ubicación temporal teniendo que ubicarse con base en el elenco que rodea al Buendía de turno. 

OTRA APUESTA DE NETFLIX POR EL IDIOMA ESPAÑOL

La serie además muestra la confianza de Netflix en el mercado de la ficción en español. No es una novedad, desde el éxito de ‘La casa de papel’ ‘La casa de las flores’ de México, la productora ha entendido que es más fácil acercarse a los países con producciones locales y esta es una de las apuestas más interesantes en este aspecto, tanto por el precio como por el material por adaptar. 

Es una serie que puede funcionar en España, pero que evidentemente apuesta por el mercado latino. No es una mala estrategia, sobre todo ahora que la marca quiere generar usuarios más «rentables» y es una zona donde el mercado publicitario puede ser bastante más atractivo de lo que se piensa en primera instancia.