El aceite de oliva baja de precio de origen, pero sigue caro en el mercado

El precio del aceite de oliva ha sido uno de los grandes motivos de molestia durante la crisis inflacionaria para los españoles. El preciado líquido es, después de todo, un ingrediente  clave de la dieta mediterránea y su aumento ha sido una de las consecuencias más dolorosas tanto de la sequía como de la crisis inflacionaria a la que se enfrenta el país, al menos desde la invasión de Rusia al territorio ucraniano.

Pero es verdad que en el caso del aceite de oliva la sequía ha sido, con diferencia, el factor principal. Es que esto ha hecho que la materia prima necesaria para su producción escasee y, como siempre, la ley de la oferta y la demanda ha hecho lo suyo. Pero dada la importancia del producto en la dieta española, era normal que se encendieran las alarmas de los ciudadanos al ver su aumento, y a su modo los supermercados han intentado hacer frente a la situación.

De cualquier modo hay una primera buena noticia sobre el tema: El precio de origen del aceite ha caído más de un 8% en el último mes, la primera vez que ocurre desde principios de año. Pero dado el aumento que ha visto el producto en lo que va del 2023, es de un 41% en origen, y un 74% de subida lineal, es decir, en el precio que pagan los consumidores.

Es que más allá del precio en origen, la distribución, mano de obra, embotellamiento y los gastos propios de los comercializadores también han aumentado en estos meses. Esto hará que los precios al consumidor tarden todavía unos meses en bajar, como lo han mostrado las declaraciones de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA). Es que aunque el precio de una de las piezas claves de la cadena de producción se reduzca, el resto se mantiene en alza. 

Esto quiere decir que aún faltan meses para que el precio baje, con el fin de año seguramente manteniendo los montos que tiene actualmente el producto. Aunque otros grupos se muestran más optimistas, como la Comisión de Economía Agroalimentaria del Colegio de Economistas de Cataluña, que ha informado en el portal E-Notícies que calculaban que el precio empezaría a bajar el primero de diciembre. Es una posibilidad remota en principio, pero valdrá la pena revisar los datos a principios de mes para saber quién ha tenido razón. 

LOS MERCADOS SE ADAPTAN AL PRECIO DEL ACEITE DE OLIVA

Por supuesto que cada uno de los supermercados ha buscado la estrategia para adaptarse a la realidad del precio del aceite de oliva. La realidad es que es un producto clave para los consumidores del que no pueden prescindir sin cambiar radicalmente su dieta y forma de preparar alimentos. 

En particular Día y Carrefour han podido mantener el precio del producto por debajo de la competencia. Esto les ha permitido surfear un poco mejor la ola de esta crisis, aunque aun para ellos han visto que sigue siendo un problema, sobre todo porque la situación no parece que vaya a mejorar en los próximos meses. Es que para desgracia de las empresas, y los consumidores, todo indica que el próximo año volverá a ser un mal año para la cosecha, y esto mantendrá el desequilibrio de la oferta y la demanda en una situación donde es imposible de resolver. 

LA CRISIS MÁS ALLÁ DEL ACEITE QUE EL GOBIERNO NO PUEDE RESOLVER

Mientras tanto, el Gobierno ha intentado parar el sangrado inflacionario con algunas medidas que van más allá del aceite de oliva. Sí, el oro verde es uno de los productos más importantes para los españoles, pero es evidente que la inflación ha llegado a buena parte de los productos de primera necesidad que llegan a los mercados, y que deben llegar a casa de los españoles. 

Por ello el Gobierno ha defendido la rebaja del IVA en alimentos básicos, pastas y aceites, una medida que se prolongará hasta junio de 2024 y en la que no se ha detectado, según el Ejecutivo, «ninguna anomalía» que sugiera «falta de traslación» al precio final de los productos.

El análisis ha consistido en un seguimiento de precios diarios de más de 15.000 referencias de los principales operadores en España del sector de comercio minorista, detalle el Ejecutivo, que indica además que estos registros se han validado con datos mensuales de la cesta del Índice de Precios de Consumo (IPC) del Instituto Nacional de Estadística (INE).

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La medida se basa en la supresión del IVA del 4% que se aplica a todos los alimentos de primera necesidad (pan, harina, leche, queso, huevos, etc.) y de la rebaja del 10% al 5% del aceite y la pasta.

Esto ha originado críticas a favor y en contra desde el ámbito de los consumidores y los supermercados. Por ejemplo, la Asociación de Empresas del Gran Consumo (Aecoc) celebró recientemente la extensión hasta 2024 de la medida, ya que la consideran «eficaz a la hora de controlar la inflación», pero también lamentó que se aparcara de esta rebaja tributaria a las carnes y los pescados.