Santa Agustina Pietrantoni, religiosa y mártir, es honrada el 12 de noviembre

Santa Agustina Pietrantoni fue una religiosa de origen italiano cuya vida transcurrió en el siglo XIX, que falleció asesinada por uno de los muchos enfermos que se ocupaba de cuidar todos los días. Hoy, 12 de noviembre, es el día en que debes felicitar a las damas que han sido bautizadas con el nombre de Agustina, que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística español, son alrededor de 19.100.

Santa Agustina Pietrantoni

Santa Agustina Pietrantoni

Nacida con el nombre Olivia Pietrantoni, el 27 de marzo del año 1864, Santa Agustina Pietrantoni fue la segunda hija de una familia rural italiana bastante numerosa. Demostró ser piadosa desde muy joven, y cuando hizo la primera comunión, este acto fue una gran revelación para ella, no obstante, en aquel momento ella se dedicaba junto con sus hermanos a ayudar a sus padres a hacer las labores cotidianas del campo.

Desde la edad de los 7 años, se había dedicado a transportar sacos de arena y piedras, para que se construyera la ruta de Orvino hacia Poggio Moian, como hacían los demás niños de su edad. A la edad de 12 años ayudaba a recoger aceitunas de los campos, después de la floración del olivo, pero en ese momento ya tenía claro que quería dedicar su vida a Jesús, entregándose por entero a la vida religiosa.

Santa Agustina Pietrantoni rechazó a muchos pretendientes, y rechazó la insistencia de su madre, así como los comentarios sarcásticos de sus parientes, quienes opinaban de ella no tenía el coraje que se necesitaba para hacer su trabajo. A los 22 años decidió irse a Roma, a reunirse con un tío suyo que era sacerdote, con el propósito de poder seguir su vocación, ingresando a una orden religiosa.

Al arribar a Roma pudo ingresar en el Convento de las Religiosas de la Cridad, que fue fundado por Jeanne-Antide Thouret, tomando el nombre de Agustina, y se encargó del cuidado de los niños en el hospital del Espíritu Santo. Tiempo después se encargó de cuidar a los tuberculosos.

Pero, al mismo tiempo, los vientos de la época no favorecían a la religión de Cristo, incluso los crucifijos habían sido prohibidos en el hospital. Aunque las religiosas como Santa Agustina no sufrían de persecuciones, debido a que se las estimaba por la labor que realizaban, aunque no les estuviera permitido poder hablar con los pacientes que atendían.

Amenazada por el ejercicio de su labor

Amenazada por el ejercicio de su labor

A pesar de todo ello, Santa Agustina Pietrantoni siguió en sus actividades con sus actividades y con su devoción hacia la Virgen María. Pero algunos de los pacientes eran muy violentos y amenazaban a las hermanas que los cuidaban, tal como hacía Joseph Romanelli, quien se cree que fue el enfermó que la asesinó, porque en varias oportunidades la había insultado y afirmado que a iba a matar.

Eso no le importaba a Santa Agustina Pietrantoni, quien continuó con sus labores en el hospital cuidando a los enfermos, incluso a los más violentos y peligrosos, incluso a los que se habían declarado enemigos de la fe en Cristo, pues era de la opinión de que todo ser humano enfermo requería de cuidados y de compasión.

Quizás por ello, y por la mansedumbre de su carácter, Joseph Romanelli, o un hombre muy parecido a él en carácter y en convicciones, vio la oportunidad perfecta para dar rienda suelta a su odio y matar a la monja que lo cuidaba con tanto esmero.

Pero, el 12 de noviembre no se recuerda únicamente a Santa Agustina Pietrantoni, sino que se rememoran las vidas de otros hombres y mujeres santos, que sirvieron con su ejemplo para esparcir la fe por el mundo, entre los que se encuentran:

San Cuniberto de Colonia, San Emiliano de la Cogolla, San Hesiquio de Vienne, San Josafat Kuncewicz, San Labuino de Daventer, San Macario de Maleo, Escocia, San Margarito Flores, San Nilo de Ancira, Beato Gabriel Ferretti, Beato José Medes Ferris y Beato Juan Cin de Paz.