El pasado fin de semana dejó para el recuerdo un nuevo Derbi de Madrid en el que tanto el Real Madrid como el Atlético de Madrid se presentaron con mucha ilusión en el Santiago Bernabéu para dirimir quien dominaría en la capital española por unos meses, al menos hasta el siguiente encuentro. En esta primera batalla de la temporada, que en la previa se veía muy igualada, fue el conjunto merengue el que logró quedarse con la victoria y lo hizo de forma contundente, no tanto por el resultado, que fue de 2-0 obras de Karim Benzema y Marco Asensio; más bien por la sensación de superioridad que dieron en el terreno de juego.
Pese a que el Atlético de Madrid tuvo sus oportunidades en realidad nunca dio sensación de incomodar seriamente al Real Madrid, que en todo momento pareció enfocado en el plan de Carlo Ancelotti. Este salió bien de cabo a rabo y se comió entero cualquier idea que Diego Simeone tuviera para tratar de llevarse el partido. La decepción es muy grande del lado de los rojiblancos, que ahora se alejan a 13 puntos de los merengues; algo que casi los descarta para repetir el título de Liga y se los pone a tiro al equipo blanco que no parece flaquear.
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Atlético de Madrid no tuvo respuestas
Lo más triste de la visita del Atlético de Madrid a la casa del Real Madrid no es solo que no hayan podido sacar ni un solo punto, una vez más, también es que dejaron una imagen muy pobre. Si bien parece extraño que se diga eso cuando el conjunto colchonero dispuso de oportunidades; la verdad es que en todo momento parecían estar a merced del plan de un Ancelotti que supo controlar todo desde la banda, mientras su equipo lo hacía todo desde el campo.
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Courtois estuvo imbatible
Claro que el mediocampo estuvo imbatible, sobre todo con un Luka Modric a nivel Balón de Oro; que en ataque Vinicius se dosificó a tal punto que en sus apariciones medidas sembró el terror y en dos de ellas dio dos asistencias para que el Real Madrid superara al Atlético de Madrid; pero una de las diferencias claras fue la de Thibaut Courtois. El belga se hizo gigante en su arco y detuvo todo lo que le lanzaron, porque hasta con la cara tapó el tiro final de Joao Félix. Un gigante al cual el conjunto colchonero no supo perforar.
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Simeone se lleva su cuota de culpa
Por supuesto que el Atlético de Madrid se vio muy mal, cosa en lo que los jugadores tuvieron gran parte de la culpa; pero cuando se habla del planteamiento allí el gran responsable fue Diego Simeone. El argentino no supo encontrarle la vuelta al partido, pues Ancelotti se lo merendó con su táctica. Tanto es así que en el mediotiempo hizo dos cambios para tratar de cambiar las cosas y a pesar de que algo se encendió, nada pudo detener ese control de los merengues que no temieron a perder su victoria.
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Varios jugadores no estuvieron a la altura
Ya lo de Simeone empieza a volverse algo típico, pues para lo bueno y para lo malo es la mano del entrenador argentino lo que suele decantar las cosas en este Atlético de Madrid. Sin embargo achacar la derrota en gran proporción al estratega rojiblanco sería un error, debido a que más bien son los jugadores los que han quedado a deber en esta ocasión. Aunque todos tuvieron su día gris, tres de ellos destacan, para lo malo, por encima del resto.
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Griezmann quedó totalmente retratado
Entre los primeros en quedar señalados en el Atlético de Madrid, no hay duda que Antoine Griezman sale a relucir. El francés salió como la referencia ofensiva, pero como si hubiera salido un fantasma, aunque tal vez en este caso hubiese asustado a los defensa; pero es que el atacante no hizo nada en todos los 45 minutos que estuvo en cancha. Simeone acabó decepcionado y lo sacó al mediotiempo.
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Joao Félix hizo lucir peor al francés
Para Griezmann todo quedó mucho peor, pues cuando salió Joao Félix en su lugar, el Atlético de Madrid mejoró un poco. Con más orden, ímpetu y creatividad comenzaron a llegar al arco del Real Madrid; aunque allí ya se toparon con Courtois, pero todo eso fue culpa del portugués que entró muy afilado. No se entiende como Simeone sigue sin darle más minutos y por el contrario queda claro que es esa negativa a apostar al ataque y siempre salir con miedo, las que hacen que Joao Félix se plantee su salida en el próximo mercado de fichajes.
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Carrasco decepcionó en el Atlético de Madrid
En el caso de Yannick Carrasco las cosas se torcieron desde que inició el duelo. Esta vez no fue esa arma secreta por la banda del Atlético de Madrid, pues se vio encerrado tanto por las embestidas del Real Madrid como por ese mediocampo que lo tuvo maniatado. Como carrilero en esa defensa de tres centrales no pudo destacar y fue otro de los cambios de Simeone a mitad del partido, pues más desaparecido no podía estar.
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Lemar también entró bien al partido
Tal como sucedió con Joao Félix, la entrada de Thomas Lemar también mejoró mucho al Atlético de Madrid. Con esos cambios la alienación cambió y gracias a las ganas del francés los ataques fueron más peligroso. A balón parado le creo problemas a los merengues; pero ya luego quedó maniatado como el resto de sus compañeros. Simeone debería apostar más por ellos en el futuro, si de verdad quiere mejorar.
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Kondogbia es otro de los señalados en la derrota
Obviamente que la defensa del Atlético de Madrid quedó muy tocada con esta derrota, pero el que peor parado salió fue Geoffrey Kondogbia. El centroafricano no supo ubicarse bien en todo el partido, al punto de que los cambios de Simeone acomodaron la defensa para que él pudiera ubicarse en el mediocampo. En el gol de Benzema vio totalmente fuera de sitio al perder la marca y se noto que no estaba en su puesto. Pese a todo, Kondogbia no termina de ser ese tapón que fueron a buscar en el Valencia y cada vez decepciona más.
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Una decepción que durará en recuperarse
Tras esta derrota, el Atlético de Madrid debe plantearse varios asuntos importantes y es que no solo la regularidad que pueda alcanzar en LaLiga Santander le permitiría mejorar allí, también los ayudaría a sobreponerse en la Champions League. La verdad es que Simeone tiene un trabajo muy grande, pues lo sucedido ante el Real Madrid tardará en quitárselo un tiempo; aunque deberá hacerlo, porque no tiene tiempo para lamentarse a pesar del baño que le dieron. En las sensaciones que tuvo con los cambios al segundo tiempo debe afincarse y a partir de allí tratar de mejorar.
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