Cáritas Española vive con «tristeza» y «preocupación» la crisis migratoria en Ceuta

La secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiro, vive con «tristeza y preocupación» la situación de los migrantes llegados a Ceuta en una entrada masiva hace justo dos meses, lamenta que se hable de «efecto llamada» y muestra su inquietud por la «tensión» que puede generarse si se deja durante mucho tiempo allí a todas estas personas «sin derechos, sin papeles y sin posibilidad de trabajar».

Se estima que entre 2.000 y 2.500 adultos y unos 200 menores de los más de 8.000 migrantes que llegaron hace dos meses están en las calles de Ceuta, en asentamientos o en las escolleras. Además, unos 800 menores permanecen acogidos en unidades de acogida temporal de emergencia.

«¿Como lo vivimos nosotros? Con mucha tristeza porque es muy difícil para Cáritas y para muchas organizaciones hablar, frente al efecto llamada, del efecto expulsión. Nosotros trabajamos en África, y vemos cómo en países como Etiopía, Mozambique, Burkina Faso, Congo o Sudán, ha ido empeorando su situación en los últimos años, y es muy difícil hablar de esa realidad cuando la sociedad y, a veces también los medios de comunicación, lo único que queremos ver es el efecto llamada», ha explicado Peiro en una entrevista.

La secretaria general de Cáritas duda que los jóvenes que salieron de sus casas en 2018, que recorrieron «tantísimos kilómetros» hasta llegar a España «lo hagan para estar en una carpa o para recibir una pensión de 400 euros». Lo hacen, según precisa, para reunirse con familiares, porque quieren buscar un futuro, porque desean trabajar o porque son madres que no consienten que sus hijos crezcan en un entorno de violencia.

«Entonces, eso por un lado, esa tristeza de decir, hombre, es que no es efecto llamada. Lo que está pasando en esos países no nos importa casi y es lo más importante, pues es lo que no les permite vivir su vida con seguridad», subraya.

Asimismo, ha revelado que viven esta crisis migratoria «con preocupación» porque se aprecia una «cierta tensión» en los barrios. «La proporción de población migrante sin derechos, sin papeles, sin posibilidad de ser trasladada a la Península es un polvorín», ha advertido Peiro, que visitó Ceuta hace tres semanas.

Además, ha indicado que los itinerarios con los migrantes no conducen a mucho porque hasta que no llevan tres años en España no tienen derecho a trabajar. «Una persona de 18, 20 ó 23 años, estar durmiendo, desayunando y comiendo durante tres años sin nada más, es muy complicado de mantener, ellos quieren trabajar, pero la ley tampoco se lo permite», ha lamentado.

También le preocupa la situación de los menores migrantes que no pueden regresar a su país y permanecen acogidos en carpas de Ceuta, de cara al próximo mes de septiembre, cuando comienza el curso escolar.

«Las organizaciones o los servicios sociales llaman a sus familias y el primer día cogen el teléfono pero el segundo no, porque no tienen cómo mantenerlos y, entre comillas, les quitas una carga, confían en que van a tener un futuro mejor, pero la realidad es que Ceuta tiene 85.000 habitantes», recuerda Peiro, mostrando su inquietud por si las escuelas de la ciudad autónoma podrán asumir «de repente» ese incremento de su alumnado.

NO HACER CAMPOS DE DETENCIÓN

Además de tristeza y preocupación, la secretaria general de Cáritas subraya que viven esta crisis migratoria con «cierta indignación» porque consideran, y así se lo han trasladado al Ministerio de Inclusión que «esto hay que resolverlo». «Son personas que están aquí y no podemos hacer de la frontera sur de España un Lampedusa, ni campos de detención y estancia permanente o tan larga de muchas personas porque el deterioro que se produce en ellos es grande», ha alertado.

Sobre la respuesta que ha dado la labor social de la Iglesia en Ceuta, Peiro destaca que la Cáritas de Ceuta ha llegado a dar 400 comidas todos los días además de las 600 que ya venía repartiendo. Si bien, ha precisado que, debido a la falta de fondos, se ha visto obligada a dejar de repartir estas 400 comidas extra y están colaborando con otras organizaciones para que puedan acoger a esas familias a las que atendían.

Por otro lado, preguntada por la propuesta del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil para regularizar a unos 150.000 niños migrantes y a sus familias que viven en España desde hace dos años o más, Peiro se ha mostrado de acuerdo y ha recordado que durante la pandemia, tanto Cáritas como otras organizaciones propusieron la regularización de grupos específicos de migrantes en situación irregular.

«Propusimos algunos grupos específicos como personas empleadas del hogar, jóvenes vinculados a cuestiones de empleo agrario, y hemos apoyado la alianza de lucha contra la pobreza infantil, para que en esas familias con menores prevalezca el derecho de los niños a que no se perpetúe la situación de pobreza», ha precisado.

LOS TEMAS DE REGULARIZACIÓN NO SON IDEOLÓGICOS

Además, ha pedido desvincular la regularización de las personas migrantes de lo ideológico. «Los temas de la regularización no son temas ideológicos, son temas de solución en la lucha contra la pobreza y contra una cronificación de la exclusión social», ha apostillado.

Según ha añadido, «todo lo irregular al final permite y, a veces, aumenta la desprotección y la vulnerabilidad de esas personas» y en Cáritas comprueban a diario que «el tope de la irregularidad es un problema fundamental» que impide que estos migrantes puedan salir adelante.