5La poca fluidez de los de Luis Enrique puede jugar en contra frente a Italia
                                
                            Aún así, en estas idas y venidas, el destino siguió favoreciendo a España, todo a pesar de un Sommer en la portería contraria que se creció y se coronó en los 120 minutos como el gran salvador de los suizos. Hasta que llegaron los penaltis.
El empate no extrañó a nadie, pues Pedri y Busquets continuaban ahogados y el cambio de Gerard tampoco nos hizo mejores. Sin embargo, los planteamientos y las tendencias se perdieron en un momento.
Como consecuencia, el equipo de Luis Enrique no fluía. Poca marcha, pocos decibelios. Todo rutinario. Tampoco encontraba España ventiladores por las orillas, donde Ferran y Sarabia apenas se aventuraron ante los contrarios. Sin más, cuestión de la ruleta de los penaltis. Se iluminó Unai, que llevó a España a unas semifinales que nunca estuvieron sobre la mesa. Pero ahora queda lo más difícil: Italia en Wembley y una final de Eurocopa al final del camino.





