España registró un aumento de casos del virus del Nilo en 2020 «sin precedentes»

España registró en 2020 un crecimiento de casos del virus del Nilo occidental «sin precedentes» al detectar 77 casos en humanos, 40 de los cuales fueron confirmados con pruebas de laboratorio, y siete de ellos fallecieron, según una investigación del Ministerio de Sanidad y el Instituto de Salud Carlos III.

Este estudio pone de relieve que los sistemas de vigilancia han detectado en 2020 en España un «importante» aumento de casos y de presencia de los mosquitos que suelen transmitir la enfermedad. La investigación se ha publicado en ‘Eurosurveillance’, la revista científica del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC).

«España sufrió el año pasado un brote de Virus del Nilo occidental, con un crecimiento de casos hasta ahora sin precedentes de una enfermedad que en los últimos años está aumentando su presencia en nuevas zonas, entre ellas diversos países europeos», recoge la investigación.

El virus del Nilo occidental es una enfermedad vírica transmitida por mosquitos infectados del género Culex (mosquito común), que en un alto porcentaje no produce síntomas o son leves (como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y erupciones cutáneas), pero que si afecta al sistema nervioso puede producir cuadros neurológicos graves, que sólo se dan en el 1% de los casos y que se puede acompañar de una mortalidad de en torno al 10% o dejar secuelas graves.

Tras cuatro años sin casos en humanos, en agosto 2020 se identificó una agrupación inicial de cinco casos humanos en Andalucía, en dos municipios colindantes de la provincia de Sevilla, que cursaron con meningoencefalitis linfocitaria, que hicieron sospechar su origen común y fueron diagnosticados de fiebre del Nilo occidental.

Pese a que las autoridades regionales implantaron medidas de control en los territorios afectados, a finales de agosto se identificaron casos también en la provincia de Cádiz y en septiembre, en Badajoz. Al final de la temporada, que va de abril a noviembre, coincidiendo con la de actividad del vector, los casos alcanzaron las 77 personas.

La gran mayoría del total de casos presentaron síntomas neurológicos (72): el 55,5% presentó meningoencefalitis; el 16,7% encefalitis, y el 27,8% meningitis. De los 73 casos ingresados en el hospital, siete fallecieron y dos necesitaron hospitalización prolongada por presentar secuelas neurológicas graves.

FALTA DE TRATAMIENTOS

Antes de 2020, casi todas las cepas del virus del Nilo occidental detectadas en España eran del linaje denominado 1, a excepción de una cepa de linaje 2 que se detectó en un ave en 2017 y de un hallazgo excepcional de un nuevo linaje diferente en mosquitos en 2006.

Los análisis realizados en 2020 han confirmado la predominancia de la cepa 1 en las muestras humanas en que se analizó, además de en varias aves, caballos y mosquitos. Se ha detectado el linaje 2 en tres aves muertas, en Cataluña.

Con este aumento de casos detectado el año pasado, el riesgo de transmisión se considera moderado en zonas extensas de España donde se ha detectado el virus en animales y/o se han producido casos en humanos, ya sea durante la temporada 2020 o en anteriores.

«El impacto se considera alto debido a la gravedad y la mortalidad que generalmente se asocian con la afectación neurológica asociada a la enfermedad del Virus del Niño Occidental, casos graves que se observaron en los brotes descritos el año pasado. La falta de un tratamiento eficaz específico disponible complica la situación, pese al buen funcionamiento de los sistemas de vigilancia sanitaria», ha recordado el estudio.

RIESGO BAJO EN INVIERNO

En cuanto a los territorios en los que nunca se ha detectado el virus en animales o humanos, el riesgo se considera menor, pero el hecho de que se espere una extensión continua de la circulación del virus a nuevos territorios «obliga a estar alerta ante posibles casos o brotes». Durante los meses de invierno se considera que el riesgo es muy bajo en toda España.

Con el objetivo de mejorar esta vigilancia y seguimiento durante próximos años y temporadas, los investigadores sugieren la necesidad de seguir trabajando en la formación y concienciación de profesionales sanitarios, claves en el diagnóstico y posible tratamiento, y en el desarrollo de procesos optimizados de diagnóstico de laboratorio, con especial atención a las áreas de riesgo para casos de enfermedad.

La investigación ha estado liderada por el Centro de Control de Alertas y Emergencias (CCAES) del Ministerio de Sanidad y en ella han participado equipos del Centro Nacional de Epidemiología y del Centro Nacional de Microbiología del ISCIII. Participan también el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Junta de Andalucía y la Junta de Extremadura.