Mejorar la diversidad de los bosques no es suficiente para contrarrestar eventos de sequía

La diversidad de especies en los bosques puede generar un efecto beneficioso en la estabilidad de su productividad ante los cambios del clima, ya que las distintas especies compiten menos entre sí, pero una investigación de la Universidad Complutense de Madrid concluye que aumentar este grado de diversidad es, sin embargo, insuficiente ante los eventos extemos de sequía.

El equipo de investigadores dirigidos por la UCM ha corroborado el efecto beneficioso en la productividad, aunque ante eventos climáticos extremos, como grandes sequías, no se observa esa mejoría.

En el trabajo han participado también la Universidad del País Vasco, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Alcalá y los resultados han sido publicados en ‘Forest Ecology and Management’. La investigación forma parte del proyecto ADAPTAMIX, que financia el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Así, advierten de que en un contexto de incremento de la aridez y de la frecuencia de eventos extremos, las medidas de adaptación como el aumento de la diversidad podrían no ser suficientes para paliar las consecuencias del cambio climático.

Los expertos demostraron la complejidad de las relaciones positivas y de competencia entre especies, que pueden variar según las fluctuaciones del clima. En concreto, señalan que los individuos de especies arbóreas diferentes suelen usar los recursos de forma distinta, por lo que compiten menos entre sí que si fuesen todos de la misma especie.

Por ello, concluyen que aumentar la diversidad en los bosques mejoraría su productividad gracias a un crecimiento más estable a las fluctuaciones ambientales.

Sin embargo, hasta ahora se desconocía si la mezcla de distintas especies también era tan beneficiosa en bosques con limitaciones hídricas, como los mediterráneos, y en respuesta a eventos extremos.

«Nuestro estudio demuestra que la relación biodiversidad-productividad en ecosistemas forestales mediterráneos está relacionada con un aumento de la estabilidad del crecimiento, pero en respuesta a eventos extremos el efecto positivo de la diversidad parece quedar diluido por la propia sensibilidad de las especies al estrés hídrico y a la competencia», ha explicado el investigador del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Enrique Andivia.

Para poner en práctica sus hipótesis los investigadores analizaron individuos de pinos y robles en masas mixtas de ambas especiesPinos y robles de la sierra madrileña, a examen como en masas sin mezclar, en la Sierra de Guadarrama (Madrid).

«Esta sierra es un excelente caso ya que las áreas montañosas mediterráneas son puntos calientes para el estudio de las consecuencias del cambio climático sobre la dinámica de las comunidades vegetales», defiende Andivia.

Los investigadores han reconstruido el crecimiento de 120 árboles a lo largo de su vida, aplicando técnicas dedrocronológicas, es decir, el estudio de los anillos de los troncos y se han centrado sobre todo en los últimos 60 años para cuantificar la respuesta al crecimiento a diferentes eventos de sequía extrema.

De este modo, han demostrado la complejidad de las relaciones positivas y de competencia entre especies, que pueden variar según las fluctuaciones del clima.

«Estos resultados tienen importantes implicaciones para la gestión forestal, en concreto para la adaptación de nuestros bosques al cambio climático», concluye el investigador Asier Herrero, del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad del País Vasco.