Diez años sin Enrique Morente

Este domingo 13 de diciembre es el décimo aniversario de la desaparición de uno de los maestros y voces más libres y singulares del panorama flamenco de España, Enrique Morente (Granada, 1942-Madrid, 2010), autor, cantaor, compositor y uno de los creadores más innovadores del arte jondo de nuestros días.

En palabras del coordinador de flamenco de la Fundación SGAE, Juan Carmona, «se agradece la pureza del maestro, que sigue más presente que nunca, empujándonos a ser mejores en el arte y en la vida». «Los artistas te debemos y le debemos ese compromiso a esta profesión, el que tú tenías, y a la que tanto dignificaste», expresa en un comunicado Carmona.

Miembro de la SGAE desde marzo de 1976, donde tenía registradas 325 obras, el creador estaba casado con la bailaora Aurora Carbonell y tuvieron dos hijas y un hijo: Estrella, Soleá y José Enrique, Kiki, que han continuado los pasos artísticos de su padre. Nacido en el barrio del Albaicín de la capital granadina, el cantaor aprendió del arte de su madre y de artistas locales como Juanillo el Gitano, Cobitos o la familia Habichuela, y fue ampliando experiencias de mano de Aurelio Sellés, Pepe de la Matrona o Antonio Chacón.

Una veintena de discos de estudio, una docena de álbumes en directo y recopilatorios, y destacadas colaboraciones con Carlos Cano, Los Habichuela, Manolo Sanlúcar, Rafael Riqueni, Los Planetas, Óscar Herrero, Miguel Ochando, Omar Faruk Tekbilek, Chambao, Vicente Amigo, la Orquesta Chekara de Tetuán o el pianista Dorantes, entre otros muchos, son claro síntoma de lo prolífico de su obra y de su inquietud cultural e intelectual por profundizar en un arte del que se autoconsideraba «eterno aprendiz».

En su carrera hay discos fundamentales como Cante flamenco (1967), Homenaje flamenco a Miguel Hernández (1971), Se hace camino al andar (1975), Homenaje a D. Antonio Chacón (1977), Despegando (1977), Cruz y Luna (1983), Sacromonte (1982), Esencias flamencas (1988), Morente sueña la Alhambra (2005), Pablo de Málaga (2008) y Llanto (2010).

Sin embargo, como apunta el experto Balbino Gutiérrez en la biografía artística ‘Enrique Morente. La voz libre’, reeditada y ampliada por la Fundación SGAE en 2018, «es imposible elegir solo uno de su carrera porque fue un artista con una dualidad clásico-vanguardista. Sin embargo, si hay que escoger, ese sería Omega», reconoce el autor. Lanzado al mercado en 1996, este trabajo marcó un antes y un después en la carrera del genio.

En colaboración con los granadinos Lagartija Nick, el cantaor se rodeó de numerosos artistas del flamenco (Vicente Amigo, Tomatito, Estrella Morente, Isidro Muñoz o Cañizares), para adaptar poemas de Federico García Lorca y temas del cantautor canadiense Leonard Cohen. Veinticuatro años después, «sigue siendo un disco que no deja de sorprender, admirado por su factura técnica y su concepto, por todo lo que se ha vertido en él y su capacidad creativa y musical», concluía Balbino en la presentación del volumen.