Bechamel para croquetas: el truco de Arguiñano para hacerla sin un solo grumo

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No sabemos lo que tiene Arguiñano, pero siempre le sale todo bien. Las recetas del chef vasco son garantía de calidad. Si seguimos sus pasos podemos estar seguros de que nos va a salir una comida muy buena. Es el caso de esta bechamel para croquetas. Se trata de un plato que tiene su complicación y que, por un motivo u otro, es normal que fallemos.

Por eso conviene hacer caso a Arguiñano y tomar nota de sus consejos. Él asegura que, recurriendo a su truco, nos queda una bechamel bien cremosa y que no tiene ni un solo grumo. Con su locuacidad y su gracia características, además, es un gusto y un placer escuchar todo lo que dice y cómo no lo dice. Pero más placer da comerse luego lo que él ha cocinado.

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Y hacemos las croquetas

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Una vez terminada la bechamel, la vertemos en una fuente de cristal alargada y no muy honda para meterla en la nevera. Es necesario dejar que enfríe allí un rato, y mientras tanto hay que colocarle un papel transparente encima. Este plástico debe tocar la bechamel, pues de lo contrario no hará ningún efecto. 

Al enfriarse, la masa se queda compacta y podemos manipularla fácilmente. Vamos arrancando a puñados y las envolvemos con huevo y pan rallado. Al final, las ponemos en la sartén con aceite bien caliente para hacer la croqueta. En cuanto estén doradas, las retiramos y a disfrutar. ¡Que aproveche!

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