Las lápidas más graciosas del cementerio

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Estamos en vísperas del día de Todos los Santos. Este es el día en España en el que se visitan los cementerios. Las visitas a los camposantos también son una de las aficiones de algunos turistas. Estos tanatoruristas o turistas del dolor tienen la afición de ir a visitar los lugares de reposo más peculiares del mundo. Visitar un cementerio es como retroceder al pasado. Vemos cientos de lápidas, pero a veces tenemos que fijarnos un poco más para encontrar lo diferente.

En este artículo vamos a hacer un repaso de algunas de las lápidas más peculiares que hay a lo largo del mundo y de nuestro país. Vamos a tomarnos la muerte a cachondeo y vamos a hacer un poco de humor negro para recordar a todas estas personas que, hasta después de muertos, nos dejaron un epitafio o una lápida para recordar. Ya lo decía el pintor Miguel Collantes, “yo ya perdí peso, pregúnteme cómo” o Groucho Marx con su “perdone que no me levante”. Quien tiene humor, vive más, pero al final la muerte nos alcanza a todos.

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Lápidas: Allan Robinson

Uno de los grandes matemáticos que ha dado el siglo XX era Allan Robinson. Este matemático era un gran aficionado de los juegos japoneses de números conocidos como sudokus. Su familia quiso hacer un guiño a su gran pasión en su tumba.

Justo encima de su nombre vemos unas de las ecuaciones que le llevaron a la popularidad con su tesis doctoral, pero un poco más arriba vemos un sudoku sin resolver. Una de las lápidas que hablan del cariño que su familia tenía por él.