¿Sabías cómo nació el frigorífico, la lavadora o la tv?

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Fue un francés llamado Charles Tellier quien inventó el primer frigorífico, allá por el año 1876. De repente, ya no era necesario ir a la montaña, llegar a los neveros y bajar hielo para conservar en los alimentos en frío. Dicen que este fue el origen de los electrodomésticos tal y como los conocemos hoy. Ha pasado casi siglo y medio, y en este tiempo los electrodomésticos se han convertido en una presencia indispensable en la mayoría de hogares. Lo cual se traduce en innumerables familias que encuentran en ellos una ayuda indispensable para la realización de las tareas del hogar que antes se realizaban a base de mucho tiempo y un trabajo arduo y penoso.

Está claro que no habría electrodomésticos sin electricidad. Por tanto, la historia de los electrodomésticos está también ligada a la historia de la electricidad, que tiene sus raíces en las investigaciones de genios de la ciencia como Franklin, Faraday, Tesla o Volta, quienes culminaron con la descripción del fenómeno electromagnético en las ecuaciones de Maxwell y la aplicación generalizada del telégrafo eléctrico de Samuel Morse.

Ha pasado mucho tiempo desde que estos sabios sentaran las bases del desarrollo industrial de finales del siglo XIX y de gran parte del bienestar (hablamos de los electrodomésticos, pero ahí está también el alumbrado o las comunicaciones). Hoy, existen electrodomésticos para facilitar todas las tareas del hogar y algunas más, por lo que para encontrar el que más se ajusta a las necesidades de cada uno es necesario conocer bien el mercado, algo a lo que ayuda una web como comparar.net, donde es posible encontrar casi todos los electrodomésticos de las mejores marcas del mercado, con sus características, y millones de ofertas.

Aquí te proponemos un breve recorrido por la historia de algunos de los electrodomésticos más populares, presentes en las cocinas y los salones de cualquier casa del país.

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La lavadora

La primera patente de lavadora se registró en Inglaterra en 1690. Era un diseño muy alejado de las lavadoras convencionales de hoy en día, dotadas de un tambor rotatorio. Estas no utilizaban electricidad, de modo que las primeras lavadoras eran más bien artilugios mecánicos accionados con fuerza humana.

En realidad, la lavadora eléctrica (y por tanto, el electrodoméstico lavadora) no llega a los hogares de Estados Unidos (y más tarde de Europa) hasta comienzos del siglo XX, y se convierte en un artículo de masas a partir de la Segunda Guerra Mundial. En zonas rurales españolas ir a lavar la ropa al río siguió siendo relativamente común hasta bien pasada la segunda mitad del siglo XX. Actualmente existen modelos capaces de dejar la ropa limpia y seca consumiendo apenas medio litro de agua y esa época parece más remota de lo que realmente es.