El tema de las Infecciones de Transmisión Sexual hasta hace poco se trataba casi que a escondidas, y tal vez por eso, por no hablar abiertamente del tema, se manejan las cifras que actualmente tenemos. ¿Sabías que miles de jóvenes en España tienen una infección de transmisión sexual y no lo saben? La mayoría no presenta síntomas, sigue con su vida normal y continúa contagiando sin darse cuenta. Lo que hace unos años era un tema tabú, hoy se ha convertido en una preocupación real para los expertos en salud pública, las ITS se están disparando, especialmente entre los menores de 25 años.
El último informe del Instituto de Salud Carlos III confirma la tendencia, España vive una auténtica “pandemia silenciosa”. En la última década, los casos de clamidia, gonorrea y sífilis se han multiplicado por diez. La facilidad para conocer gente a través de aplicaciones, la falta de educación sexual y el abandono del preservativo están detrás de esta explosión de contagios.
Jóvenes y sexo sin miedo… pero también sin protección

Las cifras son claras, en 2024 se notificaron más de 91.000 nuevos casos de clamidia, gonorrea y sífilis en España, el doble que apenas tres años antes, cifras realmente alarmantes por la rapidez de la expansión. La mayoría afecta a jóvenes menores de 25 años, una generación que vive el sexo con más libertad, pero también con menos prevención. Muchos aseguran sentirse “fuera de peligro” o creen que las ITS son cosa del pasado, algo que les pasa a otros.
La ministra de Sanidad, Mónica García, lo resume con una frase contundente: “Hay una falsa sensación de seguridad entre los jóvenes”. El preservativo ha perdido protagonismo y, aunque existen métodos anticonceptivos más modernos, ninguno protege frente a infecciones. El problema no es solo la falta de uso, sino también el desconocimiento: algunos ni siquiera saben qué síntomas provocan estas enfermedades, o que pueden no mostrar ninguno.
El resultado es un cóctel peligroso. Relaciones más frecuentes, menos precauciones y una salud sexual en segundo plano. Mientras tanto, las ITS avanzan sin hacer ruido y sin apenas generar alarma social, a pesar de que ya están afectando a miles de adolescentes en España.
Infecciones que no duelen, pero dejan huella

Entre las infecciones más comunes detectadas entre los más jóvenes resaltan, la clamidia, que se ha convertido en la más diagnosticada, con casi 42.000 casos en 2024, seis veces más que en 2016. Le siguen la gonorrea, con más de 37.000 casos, y la sífilis, que ya roza los 12.000. Lo más preocupante de esta llamada “pandemia silenciosa” es que la mayoría de estos contagios pasan desapercibidos, muchas personas no notan nada y continúan con su vida sin recibir tratamiento.
Pero, el peligro no está solo en el contagio, sino en las consecuencias a largo plazo. Sin diagnóstico ni medicación, estas infecciones pueden causar infertilidad, daños en órganos internos o complicaciones en el embarazo. En los hombres, los casos de gonorrea se concentran entre los 25 y 34 años, mientras que en las mujeres la clamidia es más habitual entre los 15 y 24, realmente jóvenes. En ambos casos, el denominador común es el mismo, relaciones sin protección y falta de chequeos médicos.
Los expertos insisten en que el silencio de estas infecciones es su mejor camuflaje. No duelen, no alarman y por eso se propagan con tanta facilidad. La mayoría de las personas se entera de que la tiene cuando su pareja recibe un diagnóstico. Es, literalmente, una enfermedad invisible.
Hablar, hacerse pruebas y romper el tabú

Ante este escenario tal complejo, el Ministerio de Sanidad ha lanzado una nueva campaña nacional para frenar el aumento de casos, que no parece parar. Su mensaje es directo, hacerse pruebas no es una señal de desconfianza, sino de responsabilidad. Se busca romper los tabúes y fomentar que los jóvenes hablen abiertamente de salud sexual, algo que todavía cuesta en muchos entornos familiares y educativos.
El Plan Nacional contra el VIH y las ITS se ha fijado un objetivo ambicioso, erradicar estas infecciones como problema de salud pública antes de 2030, una meta ambiciosa das las actuales cifras de afectados. Para conseguirlo, no bastan las campañas; hace falta un cambio de mentalidad. Los expertos reclaman que las pruebas sean más accesibles, gratuitas y rutinarias, especialmente para los menores de 30 años, el grupo más afectado.
La buena noticia es que todas estas infecciones tienen tratamiento eficaz si se detectan a tiempo. La mala, que aún queda mucho por hacer para concienciar y prevenir. Hablar del tema, perder la vergüenza y cuidar la salud sexual debería ser tan normal como hacerse un chequeo médico. Porque la mejor forma de romper esta pandemia silenciosa es dejar de callarla.
Las infecciones de transmisión sexual ya no son un asunto del pasado ni de “otros”. Son parte de la realidad actual, y afectan sobre todo a los más jóvenes. La prevención, la información y las pruebas periódicas son el mejor escudo frente a una amenaza invisible. Hablar de salud sexual sin miedo es cuidarse, sobre todo con los más jóvenes y también cuidar a los demás. Porque callar, en este caso, sí que puede ser peligroso.







