Antoine Griezmann y Erika Choperena han vuelto a ser noticia y esta vez por asuntos muy personales y positivos. El pasado 15 de junio nació su cuarta hija, y el futbolista del Atlético de Madrid lo compartió con una emotiva publicación en Instagram.
En la imagen se muestran las manos de sus cuatro hijos entrelazadas y acompañó la fotografía con un mensaje genuino: «Ayer nació Shai Griezmann Choperena, la pieza que faltaba en nuestro puzzle». Con esas palabras, Griezmann dio a conocer la llegada de la pequeña, pero también reveló el nombre elegido, que rápidamente llamó la atención por su curioso significado y originalidad.
El nacimiento de su cuarta hija también rompe con una peculiar coincidencia que hasta ahora marcaba a la familia Griezmann Choperena. Sus tres hijos mayores han nacido todos en la misma fecha, el 8 de abril, aunque en años diferentes: Mía en 2016, Amaron en 2019 y Alba en 2021. Una ‘casualidad’ que convirtió esa fecha en un auténtico emblema familiar, por lo que el 15 de junio se siente como una excepción inesperada, que no deja de ser emotiva. Aun así, la llegada de la pequeña ha resultado igualmente significativa, al punto de rozar otra fecha clave en la vida del matrimonio: su aniversario de bodas.
3Una relación que empezó lejos del fútbol

Más allá del nombre o la fecha de nacimiento de la pequeña Shai, la llegada de la bebé pone nuevamente el foco en la historia compartida de Antoine Griezmann y Erika Choperena. La pareja se conoció en 2011 en San Sebastián. Él era parte de la plantilla de la Real Sociedad y ella era estudiante de Pedagogía en una residencia universitaria. Coincidían a diario en el comedor del centro, donde los jugadores también acudían a almorzar. Fue un año después, en 2012, cuando inició su relación sentimental.
Dos años más tarde, después del fichaje de Griezmann por el Atlético de Madrid, decidieron mudarse a la capital española. Su relación se consolidó aún más con el nacimiento de su primera hija, Mía, en 2016. Desde ese momento, han formado una familia estable y numerosa, alejados del foco mediático, y compartiendo solo los momentos que ellos deciden mostrar.
El nacimiento de Shai Griezmann Choperena ha sumado una nueva integrante a la familia, pero también ha introducido un nombre cargado de significado y simbolismo. Su llegada cierra una singular coincidencia de las fechas de nacimiento de sus hermanos, pero a cambio refuerza otros vínculos emocionales, como el aniversario de boda de sus padres. La elección del nombre de la cuarta hija y la forma en que fue compartida la noticia sugiere una familia que, más allá de los focos, el deporte y la fama, mantiene una narrativa íntima, coherente y profundamente humana.