Cinco años después del estallido de la pandemia, el Covid-19 sigue dejando huella en la salud de los españoles, así lo demuestran las últimas encuestas de salud mental. Aunque la mayoría de las restricciones han desaparecido y la vida cotidiana ha recuperado cierta normalidad, las consecuencias a medio y largo plazo del virus continúan preocupando tanto a los profesionales sanitarios como a la ciudadanía.
Según la última Encuesta Nacional de Salud, más del 57% de la población padece alguna enfermedad crónica, una cifra que pone de relieve no solo el envejecimiento de la sociedad (un dato que no sorprende, la población española y europea en general está envejeciendo), sino también el posible impacto del Covid-19 en el empeoramiento o aparición de patologías persistentes.
A pesar de que se observan mejoras en los hábitos de vida (como una alimentación más saludable, un aumento de la actividad física y una reducción del tabaquismo), cerca de un tercio de la población sigue mostrando inquietud por las secuelas del virus.
Esta preocupación se centra especialmente en los efectos a largo plazo, conocidos como Covid persistente, y en el deterioro de la salud mental que se ha agudizado desde la pandemia. La huella del virus, lejos de haberse borrado, sigue condicionando la percepción del bienestar y “la relación de los ciudadanos con el sistema sanitario” que, lejos de mejorar, se ha distanciado y en algunos casos, casi ha desaparecido.
La salud mental, el gran reto del sistema sanitario después del Covid-19

El dato más alarmante de la Encuesta Nacional de Salud del Instituto Nacional de Estadística (INE) es claro: el porcentaje de personas con depresión en España ha pasado del 5,4% al 14,6% entre 2020 y 2023. En cifras, casi una de cada tres personas adulta (30%) manifiesta síntomas depresivos (una cifra realmente alarmante), y el 8% sufre cuadros severos. El impacto es aún mayor entre las personas mayores (quienes en la mayoría de los casos padece la enfermedad en soledad) y quienes están en situación de desempleo o incapacidad laboral.
Las mujeres son las más afectadas: un 35% reconoce sufrir síntomas depresivos, frente al 24,4% de los hombres. La pandemia, según un macroestudio, habría generado trastornos de ansiedad y depresión en más de 129 millones de personas en todo el mundo, un fenómeno que también ha golpeado con fuerza en España.
Más enfermedades crónicas, aunque mejora la percepción de salud después del Covid-19

Pese al incremento de patologías crónicas como hipertensión (20,2%), dolor lumbar (19,8%) y colesterol alto (18,3%), el 74% de los españoles dice gozar de buena o muy buena salud. Una paradoja que revela cómo la autopercepción muchas veces no refleja la realidad clínica, actualmente se detectan patologías en gente joven que tradicionalmente eran detectadas en adultos mayores.
Las mujeres también lideran las estadísticas en enfermedades crónicas: un 62,3% frente al 52,8% de los hombres. Además, un 16,8% de los mayores de 55 años tiene dificultades para realizar actividades básicas, cifra que escala hasta el 66,5% en mujeres de más de 85 años.
Hábitos más saludables, pero el sobrepeso sigue creciendo en la población

La encuesta refleja señales positivas en cuanto a hábitos de vida. El consumo diario de fruta y verdura ha superado el 65% (frente al 53% de hace 25 años) y la actividad física ha aumentado: el sedentarismo ha caído del 46,6% al 32,6% en mujeres, y del 35,9% al 25,3% en hombres en la última década.
El consumo de alcohol y tabaco también desciende (aunque cueste creerlo, dadas cifras de consumo en jóvenes): el porcentaje de fumadores diarios ha bajado al 16,6%, aunque crece el uso del cigarrillo electrónico, especialmente entre los jóvenes. Además, el número de personas que no beben nada de alcohol ha subido del 20% en 2017 al 32% en 2023.
Sin embargo, el sobrepeso y la obesidad siguen al alza (un dato realmente preocupante). Un 62,2% de los hombres y un 48% de las mujeres presentan exceso de peso. Las proyecciones apuntan a que tres de cada cuatro hombres podrían tener sobrepeso u obesidad en 2050 si no se toman medidas contundentes.
El acceso a la sanidad y los medicamentos, en cifras

El acceso a la sanidad en España continúa siendo un pilar fundamental del sistema de bienestar, como lo demuestra el hecho de que el 82,4% de los ciudadanos acudió al médico en el último año. Este dato refleja tanto la confianza (aunque para muchos este incremento se traduce como una necesidad, dada la situación económica del país) de la población en el sistema sanitario público como la alta demanda de servicios médicos, incluso a pesar del incremento en el tiempo de espera.
Además, el 25% de los ciudadanos tuvo que recurrir a los servicios de urgencias, lo que podría estar relacionado con la saturación de la atención primaria o con una falta de seguimiento adecuado en ciertos casos. Estos indicadores subrayan la necesidad de reforzar los recursos humanos (un dato que tampoco sorprende a los españoles, porque es bien conocida la escasez de médicos y enfermeras) y materiales en todos los niveles asistenciales para garantizar una atención eficiente y oportuna.
En paralelo, el consumo de medicamentos también presenta cifras significativas (y este es un dato que seguro satisface al sector farmacéutico nacional). Más de la mitad de la población adulta (52,4%) utiliza fármacos con receta médica, lo que evidencia una elevada medicalización en el país. Sin embargo, preocupa el 14,8% que recurre a medicamentos sin prescripción (un incremento que preocupa a los especialistas, dadas las consecuencias), una práctica que puede conllevar riesgos para la salud, como efectos secundarios no controlados o interacciones indeseadas.