‘Fast And Furious’: La lógica del culebron llevada al cine de acción

Desde que apareció la primera ‘Fast And Furious: A Todo Gas’ en 2001 la cinta protagonizada por Vin Diesel era algo distinta al resto del cine de acción de su momento. Tomando de base la misma premisa de ‘Point Break’ y llevándola a las carreras callejeras, la película se toma el tiempo de que los personajes centrales hablen, el conflicto central es un enamoramiento de dos personajes. Es una pieza muy distinta a obras de la época como las cintas de Bourne o las cintas que intentaban repetir el tono de ‘Matrix’ o ‘Blade’.

Es algo que se ha mantenido en las primeras 9 entregas. Aunque cambian los directores y los personajes entran y salen de la saga sin demasiadas preocupaciones, sumando hermanos malvados, embarazos sorpresas, secretos del pasado y la repetición de la palabra familia. Es la misma lógica de una serie como ‘Dallas’, ‘Pasión de Gavilanes’ o la novela coreana de moda esta semana, solo que acompañada de los coches, las explosiones y la desnudes del cine de acción.

No es necesariamente malo. Lo cierto es que este tipo de escritura es normal cuando se diseña una historia que se quiere seguir estirando hasta el infinito, o hasta que el público la abandone, lo que hace que se deban tomar decisiones extrañas a la hora de construir una trama. Pero la ventaja de la saga es que al haber abandonado las leyes de la física hace ya varias entregas, recordemos que en la novena entrega dos personajes van en coche al espacio, por lo que aceptar la poca lógica del drama central no es tan complicado para los espectadores que se han acercado a la décima entrega en cines estos días. 

LA FÓRMULA DEL CULEBRÓN FUNCIONA PARA FAST AND FURIOUS

Es que al menos económicamente es complicado discutir con el funcionamiento de esta estrategia para construir la cinta, simplemente vale ver sus números en taquilla siempre explosivos. Es que sea por una atracción real por los personajes, que en efecto funciona para las telenovelas y culebrones, el amor por los coches o simplemente la promesa de escenas de acción cada vez más absurdas pero es una de las sagas que los cines agradecen cuando llega a la pantalla, pues los asistentes siguen con ellos.

Es que esto además los separa de sagas como Marvel o DC, que aunque también esperan estirarse hasta el infinito al ser universos con varios bolsillos de personajes que pueden permitir elegir cuando ver, aquí sabemos que veremos a Dom y su pandilla. Si se suma que los villanos han pasado de ser ladrones de poca monta a super espías con sus propios ejércitos privados, hay motivos suficientes para mantener el ojo sobre la franquicia.

Este cambio seguramente empezó en la quinta entrega, aun la mejor de la franquicia. Cuando para el robo central de esa cinta se deben reclutar a personajes de varias de las cintas previas el comentario del personaje central sobre la ‘familia’ empieza a tener fuerza como hilo conductor, y se empiezan a revivir personajes y a conectar hilos familiares de forma bastante exagerada. 

UNA FRANQUICIA QUE SE DESPIDE

Pero como todo culebrón Fast And Furious se despide. La décima entrega es, al menos en teoría, el final de la franquicia al menos de momento, dejando de lado los posibles Spin Offs y las secuelas que se hagan cuando alguno de los miembros del elenco requieran dinero, lo esperado es que tras la decimoprimera entrega nos tengamos que despedir de la saga.

Guste o no son cintas que se hicieron, como ‘John Wick’ o ‘Misión: Imposible’, un pequeño hueco en un panorama de cine de acción repleto de superheroes. No era malo tener una franquicia que se separara del resto de forma tan evidente, y será imposible no extrañarla al menos un poco.