‘La obsesión te encoge y la pasión te expande’, por la experta en coaching Inma Martín

La obsesión puede convertirse en una fuerza momentánea para alcanzar grandes cosas, pero también puede impactar de forma negativa en las personas, generando estrés y frustración. Además, una obsesión a menudo surge a partir de problemas y traumas vividos (especialmente en la infancia). En cambio, la pasión es una emoción fuerte que impulsa a las personas a hacer lo que aman y lo que las hace sentir vivas. Inma Martín, experta en coaching, asegura que la pasión auténtica y honesta genera energía, motivación, adaptabilidad, creatividad y amor por lo que se hace, vive y siente. Y esto es clave en todos los ámbitos de la vida, incluido el laboral. En relación con esto, Inma explica lo siguiente: «Ya hace 15 años me pasó lo mismo con las emociones, no es que no se hablase de emociones, sino que estaba incluso mal visto, sobre todo por los ejecutivos. Se entendía como signo de debilidad y aprendí a trabajar con ellos las emociones de forma que no se dieran cuenta, casi por egoísmo personal, porque de ese modo, los procesos de coaching fluían mucho mejor y se trabajaba de forma más productiva en las sesiones. Hoy en día, y en especial gracias a la pandemia, se están introduciendo las emociones como parte integrante del bienestar de los empleados y, por tanto, de la rentabilidad de la empresa. Un trabajador feliz es mucho más productivo que uno amargado y frustrado. Y lo mismo sucede con el equipo integrado, en sintonía y con buena energía: es mucho más eficaz y rentable para la empresa».

En tu libro hablas sobre la fina línea que separa la pasión de la obsesión. ¿Por qué es tan importante no mezclarlas?

«El punto en común entre la obsesión y la pasión es la cantidad infinita de horas que utilizan. Sin embargo, existe una delgada línea entre ambas que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso».

¿En qué te basas para hacer esa afirmación?

«Piensa una cosa, si tu pareja te amara de forma obsesiva, ¿crees que sería sano? No, ¿verdad?

Si a tu hijo le pudieras dar un caramelo que le generase una mínima adicción, ¿Se lo darías? Hay un dicho popular: ‘La pasión es una obsesión positiva y la obsesión es una pasión negativa’ y eso es muy peligroso.

En primer lugar, dejemos claro que una obsesión esconde detrás una adicción y eso es insano. Dicha adición suele ser para ‘llenar un vacío emocional’, y se llena bien con comida, sexo, alcohol, drogas, o en este caso del que hablamos, con trabajo.

Durante 15 años en los procesos de coaching, he encontrado una creencia limitante recurrente en muchas personas que querían llegar lejos en su trabajo y alcanzar el éxito. La mayoría de ell@s presentaban signos de alta frustración, estrés, agotamiento mental (e incluso físico) y todos compartían la misma creencia: «Para tener éxito necesito ser obsesivo con mi trabajo para conseguir grandes resultados».

¿Cuál es esa sutil distinción que marca la diferencia entre éxito y el fracaso?

«Entiendo que muchos líderes utilizan esa expresión: ‘para conseguir grandes resultados, obsesiónate con tu trabajo’. Intentan conseguir enfocar a su gente en un proyecto y lo aplican para ellos mismos. Vivimos en una era de exceso de información (infoxicación) y eso ha creado un problema generalizado en grandes y mayores: la dispersión mental. Para conseguir resultados hay que enfocarse, porque ahí donde te enfocas, pones tu energía y los resultados llegan.

La obsesión crea expectativas de cómo tienen que ser esos resultados y cuando esos resultados no se cumplen según lo previsto, y en el tiempo adecuado, aparece la frustración, la sensación de fracaso, el agotamiento, las métricas, compararnos con otros… Y comienza la rueda obsesiva, dejas todo de lado para conseguir los resultados esperados, te olvidas de descansar, de dedicar tiempo a tus seres queridos, incluido a ti mism@, te agota mentalmente, física y emocionalmente.

La frustración baja la autoestima te obceca en un resultado y no admites otra posibilidad. Te cierra posibilidades, reduce tu capacidad de fluir. A largo plazo, las consecuencias son tóxicas y adictivas, crean dependencia y limitan gravemente la libertad de la persona, sufriendo enormemente por ello. Te sientes atrapado. Quieres cambiar algo en tu vida, pero no sabes el qué, solo sabes que no estás bien. La obsesión te ata a las expectativas y si algo no sale como lo esperado, lo consideras un error y te frustras. Te hace pequeñ@ y te obsesiones cada vez más. No fluyes y no hay creatividad.

Con la inteligencia artificial, cada vez más se buscan en las empresas personas creativas y con iniciativa, por eso es necesario un cambio de paradigma. La pasión es creativa. La obsesión anula la creatividad.

La pasión nace de tu esencia, hace que dediques horas infinitas que te recargan como la batería de un coche en funcionamiento. Aunque te canse físicamente, te da energía emocional, te sientes bien y te fluyen las ideas. Si algo no sale, no importa, no hay error, hay pruebas y experiencia, hay certeza, no hay expectativas, ni apego a los resultados, hay libertad para aceptar que ‘por ahí’ no es. Sin enjuiciarse, sin castigarse, sin compararse, sin frustrarse y sin bajar la autoestima.

Imagina un cantante, cuando no le sale la canción, no se fustiga, sino que ensaya y ensaya. Disfrutando sabe que la canción es más bonita, e incluso hace cambios, fluye, innova y crea. La pasión es creativa, te hace disfrutar y es expansiva. Te haces grande con ello sin juzgar los resultados. Eres expansiv@ y creativ@. Los resultados vienen a ti y mejor de lo esperado. Eres libre y dejas salir lo mejor de ti, te haces grande.

Cuando vives con pasión, eres capaz de adaptarte, sacas tu autenticidad, esto significa que puedes hacer lo mismo que otro, pero con tu sello personal y eso te hace único y valios@. Independientemente de las métricas, sabes que tú eres puro éxito y lo proyectas hacia afuera».

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