La sucesión del terremoto que ha golpeado Turquía y Siria provocando más de 8.000 muertos en ambos países ha movilizado a gran parte de la comunidad internacional, con equipos de salvamento de todos los rincones del globo dispuestos a ayudar en una carrera contrarreloj para rescatar al mayor número de personas posibles, que aguantan bajo los escombros. Y en esas, España lo ha hecho mandando a Turquía su Dédalo 23.
Así, este es el Grupo Anfibio Aeronaval, llamado Dédalo 23 (que se encuentra desplegado en el Mediterráneo desde el pasado 16 de enero) y que ha puesto rumbo a la costa turca preparado para dar apoyo y ayuda humanitaria a la población afectada, bajo control operativo del Mando de Operaciones.
El Grupo, al mando del contralmirante Gonzalo Villar, forma parte de la contribución española a la seguridad marítima en el Mediterráneo y a la Disuasión y Defensa de la OTAN y está articulado en torno al portaaeronaves Juan Carlos I, una unidad aérea embarcada compuesta por aviones Harrier AV8B+ y helicópteros, un Batallón Reforzado de Desembarco de Infantería de Marina, el buque anfibio Galicia, la fragata Blas de Lezo y el buque de aprovisionamiento de combate Cantabria.
El Dédalo 23 español ya ha puesto rumbo a Turquía
En total serán más de 1.500 militares españoles los que formarán parte de este despliegue a bordo de las diferentes unidades mencionadas.
Como tal, este se trata de un potente Grupo de Combate Expedicionario, que está compuesto por los buques anfibios que hemos visto, además de las lanchas de desembarco LCM-1E del Grupo Naval de Playa y un batallón reforzado de desembarco de Infantería de Marina con 40 vehículos del Tercio de Armada.
Un operativo de primera magnitud que tuvo su antecedente inmediato en el ejercicio conjunto JFX-22, que concluyó en noviembre y en el que participaron en torno a 1.200 militares y se pusieron en práctica más de 1.000 pruebas con el fin de adiestrar y poner a prueba la capacidad del Mando de Operaciones (MOPS).
En ello, el Grupo por el que está formado este Dédalo 23 tiene diferentes capacidades, entre ellas la de realizar operaciones en tierra. Éstas las llevarían a cabo los 500 Infantes de Marina, quienes podrían colaborar en la distribución de ayuda humanitaria, desescombro, tratamiento y evacuación de heridos en el terremoto de Turquía.
En lo que se refiere a capacidad sanitaria, además de un puesto avanzado en tierra, a bordo de los buques se podría proporcionar atención sanitaria limitada a los medios materiales y humanos disponibles en este momento.
Podrán colaborar en la distribución de ayuda humanitaria, desescombro, tratamiento y evacuación de heridos
Así, y mientas que el portaaviones y el buque anfibio pueden actuar como base avanzada y puesto de mando, el buque de aprovisionamiento Cantabria tiene la capacidad de carga de material y de gasoil, que garantizaría la continuidad de las operaciones por el tiempo que fuese necesario.
Cabe destacar que el primero lleva 517 infantes de Marina del Tercio de Armada de San Fernando, servicios médicos y, como ha subrayado Robles, «mucho material», preparado para el rescate de personas afectadas por el terremoto en Turquía y Siria que ya ha dejado más de 8.000 muertos y se espera que el número de víctimas pueda llegar a las 30.000. Con la previsión de que ambos buques puedan hacer, además, de alojamiento provisional de los rescatados del terremoto.
A lo largo del primer trimestre del año, se mantendrá el despliegue en el Mediterráneo del Grupo Anfibio Aeronaval Dédalo 23 con la finalidad de incrementar su adiestramiento y mostrar el firme compromiso de España con la Política de Disuasión y Defensa de la Alianza.
Sobre el Juan Carlos I, el mayor buque de guerra construido en España y buque insignia de la Armada, la ministra de Defensa ha explicado que «está preparado para rescate y para intentar llegar, en su caso si fuera necesario, por mar y desde allí desembarcar a los infantes de Marina».
Esta será la tercera ocasión desde el mes de mayo que el Grupo Anfibio y de Proyección de la Flota y su buque insignia, el Juan Carlos I realizan un despliegue de este tipo, y del que servirá para preparar su calificación y certificación para la posterior incorporación en la NATO Readiness Initiative (NRI) el año 2024 y fortalecer la imagen de las Fuerzas Armadas en el contexto internacional.