El estrés no solo se manifiesta a nivel emocional o psicológico, sino que también es posible que se refleje en el cuerpo, en particular en la piel y el cabello. Esto ocurre porque esta y el sistema nervioso se encuentran relacionadas siendo la manera más rápida de presentarse.
Por ello, en el artículo de hoy te daremos las señales en tu piel y cabello que te avisan cuando estás sometido a altos niveles de estrés para que actúes a tiempo. ¡Comencemos!
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¿Qué es el estrés?
El estrés es un sentimiento que genera una tensión física o emocional, que puede provenir de un pensamiento o hecho que te haga sentir furioso, enojado, o frustrado. Este tipo de sentimiento es normal y se puede dividir en dos categorías.
El primero de ellos, es el estrés agudo, que se presenta a corto plazo y desaparece muy rápido. Además, permite reaccionar ante situaciones peligrosas o cuando se vive una experiencia emocionante. El segundo, es el estrés crónico, que perdura por mucho más tiempo y se relaciona con problemas de la vida diaria como: un matrimonio infeliz, problemas económicos, o dificultades en el trabajo.
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Síntomas emocionales
Son muchos los problemas que pueden conllevar a que padezcas de estrés, sin embargo, algunos síntomas emocionales te ayudarán a detectarlo a tiempo, estos incluyen:
- No sientes placer por realizar actividades que hasta el momento te resultaban emocionantes.
- Tienes un estado anímico bajo
- Te irritas fácilmente y no quieres hacer nada
- Disminución de la motivación
- Reducción del deseo sexual
- Miedos y pensamientos terribles
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Síntomas físicos
Además, de los síntomas emocionales el cuerpo también se manifiesta a través de diferentes medios, haciéndote ver que estás sometido a altos niveles de estrés constante. Estos síntomas físicos son:
- Aumento de la presión arterial
- Obesidad
- Problemas en la piel como el acné
- Problemas menstruales
- Depresión
- Dolor de cabeza
- Dolores frecuentes
- Malestares estomacales
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¿Por qué el estrés afecta la piel y el cabello?
No se refiere solo a una cuestión de estética, sino que los motivos que se esconden son de tipo hormonal. En este escenario, el cortisol se relaciona con tu salud física y mental, ya que se libera en momentos de estrés como respuesta del organismo para mantenerte alerta.
De manera que, al cuerpo ponerse en guardia inmediatamente reacciona y la situación se vuelve normal. No obstante, tener los niveles de cortisol altos son perjudiciales para el organismo, debido a que neutralizan el sistema inmune, a su vez, afectando el cabello o la piel.
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Caída del cabello
El cabello posee su propio ciclo de vida, cuando este termina este comienza a caerse. Ahora, las alarmas se encienden cuando se cae por mucho tiempo y en gran cantidad. Frente a una situación estresante se acelera el ciclo de vida del pelo y conlleva a que se caiga antes de lo previsto.
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Aumento del sebo
Si aún no crees que el estrés puede ocasionar incremento del sebo en el cabello, debes saber que si es posible. Esto ocurre porque el estrés hace que las raíces del pelo estén secas o generen más grasa.
Sin embargo, esto dependerá de cada persona y su organismo. En caso de que tu cabello se ensucie más rápido de lo normal, quizás tienes que preocuparte más del asunto y buscarle una solución al problema.
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Puntas abiertas
A pesar de que existen cabellos que tienden a quebrarse más que otros, las situaciones de estrés hacen que las puntas de tu pelo se abran con facilidad. Además, si te tocas el cabello cuando te sientes nerviosa, esto ocasionará que se incremente el proceso de apertura.
Es importante que acudas con un estilista para que sanes el cabello maltratado y averigües el origen del daño.
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Aparición de acné y problemas en la piel
El estrés tiende a dañar la piel generando desajustes hormonales y haciendo que el sistema inmune se debilite y lo manifieste mediante problemas cutáneos. Por ello, en instantes de ansiedad, el organismo genera adrenalina y cortisol, que en incremento causa dermatitis, urticarias, o sequedad. Por otra parte, si te estresas y tocas la piel de tu rostro se producirán irritaciones o posibles infecciones.
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Piel cansada y sin luminosidad
El estrés motiva cambios radicales, como sería la activación de las moléculas del envejecimiento. Este tipo de moléculas están presentes en tu cuerpo, puesto que se producen incluso con la respiración o la exposición a la luz del sol.
Pero, cuando tienes exceso de moléculas, la piel se ve envejecida y desequilibrada, lo que se traduce en flacidez, arrugas, falta de elasticidad, entre otros. Asimismo, el estrés hace que la piel esté vulnerable a agentes nocivos como la contaminación o radiación UV.
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Consejos para evitar el estrés
Como te hemos mencionado, el estrés es una respuesta natural ante un hecho desconocido, complicado, o estresante. Asimismo, es la manera del cuerpo de activarse ante momentos de amenaza para salir de esa situación. No obstante, es un problema si se vuelve parte de la vida diaria. Por ello, te traemos algunos consejos que puedes poner en práctica para identificar y reducir los niveles de estrés.
- Practica deportes con regularidad
- Lleva a cabo actividades que te relajen
- Sal a caminar y recibir vitamina D
- Duerme lo necesario
- Mantén una dieta rica y balanceada
- Toma abundante líquido
En caso de que persistas con los síntomas y episodios de estrés, debes acudir a un profesional para que te ayude a encontrar soluciones al problema. Recuerda, que tomar medidas a tiempo conlleva a que no se desmejore tu salud con el paso del tiempo.
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