Los pacientes con epilepsia, «en principio, no tienen por qué verse excluidos de la realidad virtual»

Tal y como se viene hablando en estas últimas semanas, el metaverso es el futuro de Internet. Tanto es así que Facebook ha cambiado su nombre a Meta, dejando clara su intención de dedicarse de forma prioritaria al desarrollo de este mundo de realidad virtual donde será posible reunirse con otras personas en entornos digitales. Sin embargo, diferentes especialistas del ámbito sanitario advierten de que todavía no están del todo definidos los riesgos para la salud de esta suerte de ‘experiencia inmersiva’, como ocurre con los pacientes con epilepsia.

De hecho, este entorno de simulación, ya puesto en marcha en algunos videojuegos, no se recomienda para personas con esta patología, sino más bien todo lo contrario. No obstante, el coordinador del Grupo de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el doctor Juan José Poza, aclara que, «en principio, si se tienen en cuenta una serie de características, estos pacientes, que representan a alrededor del 1 por ciento de la población, no tendrían por qué verse excluidos de la realidad virtual», si bien matiza que también hay que tener en cuenta el tipo de epilepsia.

A juicio de este experto, buena parte del problema reside en los cambios bruscos de luminosidad y en los colores agresivos de las representaciones audiovisuales. «Depende de la intensidad de la luz, de si hay destellos en las imágenes y de la velocidad de parpadeo de estos destellos», explica el experto, que puntualiza que no todos los pacientes son sensibles a la luz.

«Las epilepsias más sensibles a la luz son las formas en que dan crisis generalizadas, lo que normalmente entiende la gente por crisis epilépticas, es decir, pérdida de conocimiento, caída al suelo y convulsiones», precisa el experto, advirtiendo de que estas personas deben tener más precaución a la hora de utilizar las gafas de realidad virtual. «A diferencia de una pantalla de ordenador, en las gafas no se pueden modular la luminosidad y las longitudes de onda de más energía, que son los azules», añade.

Sin embargo, continúa, «hay muchas otras epilepsias en las que el paciente simplemente se queda desconectado, hace algunos movimientos y tiene pequeñas sacudidas, pero no pierde el conocimiento». Son tipos de epilepsias focales y en estas, en general, los pacientes «son mucho menos sensibles a la luz y tienen menos problemas con los cambios de luminosidad». En cualquier caso, prosigue, los fármacos reducen el riesgo de tener crisis, también en condiciones de fotosensibilidad.

RESPONSABILIDAD DE CADA PACIENTE

Así las cosas, el neurólogo también apela a la responsabilidad de cada paciente. «La persona tiene que saber de antemano los contenidos en los que se mete», apunta el experto en declaraciones, si bien añade que, por ejemplo, los videojuegos, a día de hoy, están más controlados en este sentido.

«Ahora, en general, aunque los videojuegos sean de acción, ya no suelen tener contrastes de luces agresivos, aunque sí es cierto que sería recomendable evitar aquellos donde hay explosiones, ya que suelen implicar la aparición de flashes», sostiene el experto.

Esta evolución hacia una luminosidad menos dañina también se ha producido en las pantallas. «En las pantallas tradicionales, de tubo, había una oscilación de luminosidad que era capaz de afectar al cerebro. Las modernas ya no tienen esta oscilación, con lo cual, este problema también se ha evitado», afirma Poza.

Con todo, recuerda la importancia de que los pacientes con epilepsia tomen precauciones también en lo que a televisiones y ordenadores se refiere, por lo que aconseja una buena iluminación ambiente para que los contrastes de la pantalla sean menores. «Es importante no estar con el ordenador a oscuras. Si bajamos el brillo de la pantalla o, sobre todo, si se usan filtros para luz nocturna, los contrastes se reducen y el color es menos agresivo», concluye el experto en epilepsia.