El acusado de ser el inductor del asesinato del concejal llanisco, Javier Ardines en agosto de 2018, Pedro Luis Nieva, ha negado este miércoles haber tenido relación alguna con la muerte del edil y se ha mostrado rotundo al indicar que ni concertó su muerte con terceras personas ni pagó por ella. Ha afirmado incluso que «ni le odiaba, ni siquiera le culpaba» de la infidelidad de su mujer, Katia Blanco, prima de la esposa de la víctima
«No culpo a Ardines de lo sucedido, llevábamos 24 años casados y la relación se va deteriorando», ha dicho Nieva que ha asegurado que nunca amenazó a Javier Ardines «ni nada de eso».
Durante más de una hora Nieva ha ido respondiendo a las preguntas, primero del abogado de la acusación particular y después al de su defensa, para tratar de desmontar todas y cada una de las acusaciones que le atribuye la fiscalía. Así, hasta en más de una decena de ocasiones ha negado conocer a los supuestos sicarios, D. Benatia y M. Kelii, a los que ha manifestado «no haber visto en la vida».
Mientras que al también acusado por supuestamente ponerle en contacto con los sicarios, Jesús Muguruza, ha indicado mantener con el una «relación de cierta amistad» derivada de cuestiones profesionales, ya que trabajaba para el en ocasiones.
El procesado ha relatado como se enteró «por casualidad» de que su mujer mantenía un idilio con el edil asesinado. Fue en una comida de diciembre de 2017 cuando «Estaba enredando con el móvil y me fui al baño. Al volver del baño seguí. Comimos tranquilamente y por la noche intentando ver cómo hacía me di cuenta de que había grabado», ha relatado el acusado que ha indicado que, si bien al principio no entendía nada luego, tras escuchar el audio varias veces se dio cuenta de que su mujer y Ardines tenían una relación.
A partir de ahí ha indicado que se sintió «decepcionado» con su mujer y su relación se fue deteriorando hasta el punto de que decidió contratar a un abogado para divorciarse. No obstante ha negado ser «un controlador» ni haber estado «obsesionado». «Nunca la he vigilado ni controlado», ha dicho, negando de manera rotunda que tuviese alguna duda sobre su paternidad.
No fue hasta ocho meses después de esa grabación cuando decide enviar la misma a la mujer de Ardines y a su hija. «Se la mandé a su hija. Un error que cometí». La mandé para que supiera por qué nos íbamos a separar y por qué no iba a Llanes. Creía que su mujer también merecía saber la situación».
«Cuando le mando la grabación a su mujer, Katia me pregunta que por qué lo he hecho, que podía haber optado por hablar con Ardines», ha indicado para explicar que llamó a Javier Ardines por teléfono pero en ningún momento le amenazó. «Fue una conversación larguilla. Al cabo de 20 o 25 minutos se cortó y él me volvió a llamar. Eso demuestra que no era una conversación de amenazas e injurias. Él me dijo vamos a dejarlo ya, porque tengo aquí a Adrián y es un poco cotilla. No tengo problema en reunirme contigo y tu mujer, los cuatro, y doy las explicaciones que haya que dar», ha explicado.
Después de esa llamada, la última conversación con Ardines, le envió un mensaje de Wassapp con un punto por error, ya que quería simplemente comprobar que no le había bloqueado.
COLABORACIÓN CON LA GUARDIA CIVIL
Ha relatado que la noche del 16 de agosto estuvo en su casa de Amorebieta después de participar en la celebración de cumpleaños de un sobrino. Así mismo asegura que su mujer le comunicó la mañana del 17 que Ardines había muerto. «Ella pensó que había sido yo, que había ido a pegarle, y le dije que yo no tenía nada que ver», ha manifestado.
Ha explicado que ese mismo día se va a Llanes para apoyar a su mujer que «estaba destrozada y además tenía que declarar». También le comentó que el también tendría que ir a declarar. «Yo llevaba el móvil, no borré ninguna conversación. Lo llevaba para que pudieran ver las conversaciones que habíamos tenido», ha dicho, pero sin embargo no fue llamado a testificar.
«Nunca he borrado una información, un correo o un mensaje. Para nada. Lo tenía todo para poderlo contrastar y demostrar que yo no tenía nada que ver con todo esto. No borré nada del teléfono para que se viera que no había mandando ningún mensaje de odio o inquina a Ardines», ha insistido. Ha explicado que no fue al entierro de Ardines porque el mismo era «en la más estricta intimidad» y creía que él no pintaba nada allí.
Se ha referido a una segunda declaración ante la Guardia Civil de su mujer, tras la cual ella le traslada que los agentes creen que ha sido el quien ha matado a Ardines. «Me arrepiento de no haber entrado yo a hablar. Katia me dijo Pedro, creen que has sido tu, pero a mi no me llaman a declarar», ha dicho Nieva que ha asegurado que el no cambió sus rutinas ni barajó abandonar el país.
VIAJE A LLANES EL 27 DE JULIO
También ha sido objeto de buena parte de las preguntas el viaje que supuestamente Nieva realizó a Llanes el 27 de julio, y que según Fiscalía hizo en compañía de los también acusados Muguruza y Benatia. Sin embargo ha reiterado en varias ocasiones que el viaje lo hizo con Jesús Muguruza y un amigo suyo, de nombre Julián, que «entendía de obras» y lo hicieron para comprobar los trabajos que le estaban realizan en el tejado de la casa de LLanes.
Respecto a su detención en febrero de 2019 ha indicado que los agentes entraron con mandamiento judicial y tiraron la puerta de madrugada y al salir detenido ya había cámaras de televisión en su vivienda. También registraron su empresa «un montón de guardias civiles». «Tenía las armas en el taller porque no las quería tener en casa para evitar un accidente con mis hijos, que eran pequeños», ha dicho.
Con la declaración de Pedro Luis Nieva han finalizado los interrogatorios a los cuatro acusados que se sientan en el banquillo y para los que Fiscalía pide 25 años de prisión. El viernes se retomará la vista y será el momento de empezar a escuchar el relato de los agentes que han participado en la investigación y de los testigos llamados por cada una de las partes a declarar, unas declaraciones que se prolongarán a lo largo de todo el mes.