El que fuera jefe de la Sección Operativa en la Comisaría General de Información (CGI) Constancio Riaño ha señalado este miércoles, en su declaración como imputado ante el juez de Tándem por los encargos realizados por el comisario José Manuel Villarejo para el BBVA, que en su unidad el comisario entraba de forma clandestina para reunirse con el jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) Enrique García Castaño y que éste a su vez les hacía encargos por ‘post its’ o papelitos sin membrete.
Riaño declaraba por un presunto delito de revelación de secretos ya que habría proporcionado datos privados de terceros al ‘clan’ del comisario Villarejo por orden de García Castaño. Ya en 2019 confirmó en la Audiencia Nacional que realizaban búsquedas en bases policiales al margen del cauce oficial y para el encargo del bufete de abogados Herrero y Asociados –pieza número 2 de la macrocausa denominada ‘Iron’–.
Fuentes presentes en la declaración han indicado que durante la comparecencia, y a preguntas del Ministerio Público, ha apuntado que en su sección nadie conocía a Villarejo y que de sus visitas no quedaba registro. Además, ha indicado que pese a que existía un protocolo para pedir consultas relativas a terceros entre unidades policiales, no siempre se utilizaba.
Sobre su función en la CGI ha apuntado que entre García Castaño y él había mandos intermedios y que él tenía entre siete y diez subordinados. Ha explicado que se dedicaban a captar información y a mantener relaciones con organizaciones privadas para obtenerla, y ha añadido que no eran una unidad protocolaria pese al nombre.
Así, todos sus subordinados tenían acceso a bases policiales con claves intransferibles –que algunas veces se prestaban– y sólo algunos podían entrar en otras que tenían un nivel más restringido como la notarial. En concreto, sobre esas otras bases ha recordado que tenían acceso a las mismas tanto a José María Serrano Ydigoras como Manuel Novoa Martínez, ambos imputados también en esta causa.
Interrogado sobre si conocía al inspector de Policía Antonio Bonilla, ya procesado en otras piezas de Tándem, ha señalado que coincidió con él un par de veces y siempre en compañía de García Castaño, quien le presentaba como policía liberado en activo. Y, si bien ha aseverado que nunca trabajó con él, sí ha reconocido que una vez le envió información por mail corporativo por orden de ‘el Gordo’.
Entonces el fiscal le ha leído varios nombres consultados en bases de datos policiales como Chiriakov, Smolnikov, Arnau, Bachiller Otero o Rodríguez Durón que no recordaba, pero ha deducido que vendrían de los post its de García Castaño.
NO USÓ EL ORDENADOR, «ERA UN JUGUETE»
Sobre el ordenador incautado y que erae usado para realizar búsquedas en bases policiales, ha indicado que ya estaba allí cuando él llegó a la sección, y que le contaron que se utilizaba para evitar duplicidades. Con todo, ha aseverado que no dio órdenes a Novoa de usarlo y que él no lo controlaba ni lo regulaba porque no «creía» en él porque era «como un juguete» que podía usar hasta el personal de la limpieza.
Cuando le han mostrado la tabla de búsquedas realizadas desde ese pc, no ha reconocido el formato de las tablas ni su contenido. En las mismas aparece en ocasiones como peticionario Bonilla, pero Riaño ha negado haberlas hecho en su nombre.
A preguntas de su abogado –ha declinado responder a la defensa de Villarejo y a la de García Castaño–, Riaño ha afirmado que no cobró por esas búsquedas en bases policiales y que supuestamente eran para la trama de Villarejo, que tampoco lo hizo para ascender porque estaba a punto de jubilarse, y que su única motivación era servir a su país.