Las consecuencias de hacer demasiadas videollamadas al día

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Debido a la pandemia del Coronavirus, la comunicación con nuestros amigos, conocidos y familiares se incrementó. Debido a que no podían realizarse visitas bajo ningún motivo por la cuarenta, las herramientas tecnológicas fueron de gran ayuda para poder oír, visualizar y contactar. De hecho, las videollamadas se consolidan entre los europeos como forma de socializar.

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La culpa producida

El hecho de saber y recordar constantemente que hemos fijado conectarnos en cierto momento para así poder realizar una videollamada a una hora especifica, produce altos niveles de ansiedad anticipatoria, que ocurre incluso cuando aún no estamos en línea, igual se siente esta presión y sensación de abrumo ante lo pautado.

Es alarmante la cantidad de usuarios que afirman que sienten culpa cuando manifiestan que deben colgar, ya no quieren seguir hablando o que están muy cansados para continuar la conversación y tienen muchas tareas que realizar temprano y debe descansar.