Por qué los villancicos pueden acabar con tu salud mental

Hay que reconocer que los villancicos tienen su parte entrañable. Estas entrañables cancioncillas navideñas nos ponen nostálgicos, también un poco tiernos y hacen aflorar en nosotros eso que llaman “espíritu navideño”. Escuchar estas canciones nos remite sin remedio a recuerdos de la infancia, las cabalgatas de los Reyes Magos, los regalos, la familia, el hogar…Todo fantástico, muy bonito, con un árbol de Navidad precioso en el salón mientras está nevando en la calle. Todos los tópicos navideños de anuncio de Coca Cola, por decirlo de forma que se entienda.

Solo nos faltaba que nos tocase la lotería. Pero volvamos a los villancicos. Y es que, es necesario reconocerlo, llega un punto en el que empiezan a resultar fatigosos. Están bien los días previos a la Navidad, y en pequeñas dosis durante los días de las fiestas. Pero los empachos son malos, tanto de mazapanes y turrones como de villancicos. Cuando nos pasamos de mazapanes y turrones lo sufrimos en el estómago, pero las sobredosis de villancicos las notamos en nuestra salud mental y en nuestro estado de ánimo. Los médicos dicen que todo ha de tomarse con moderación, y habría que preguntarles en estas fechas: ¿los villancicos también?

[nextpage]

Villancicos en todas partes

Villancico

Salvo que uno asuma correr el riesgo de ser tomado como un Grinch que odio la Navidad, al resto de mortales no nos queda más remedio que exponernos a estas cancioncillas. Tampoco hace falta que hagamos mucho de nuestra parte, pues en estas semanas los villancicos nos asaltan allá donde estemos y hagamos lo que hagamos. Aparecen en la televisión, los ponen en Youtube, en las tiendas y en los supermercados…Tendríamos que irnos a una cueva en el monte para evitar escuchar villancicos en el mes de diciembre.

Y, para qué negarlo, los villancicos en general gustan. Nos van metiendo un poco en harina, nos ponen en situación para disfrutar de las navidades como Dios manda, como lo hacen en las películas americanas. Spotify ha informado que durante los últimos dos meses del año temas clásicos como «It’s Beginning To Look A Lot Like Christmas» de Michael Bublé y «All I Want for Christmas is You» de Mariah Carey encabezan la lista de las canciones más escuchadas.

[/nextpage][nextpage]

Villancicos en su justa medida

Villancico

Los villancicos, en el fondo, no dejan de ser unas canciones orientadas a generar un determinado efecto psicológico. Buscan hacernos más optimistas, más generosos y familiares al menos durante unos días. Al fin y al cabo, de eso va el espíritu navideño: ser solidarios, dejar de lado los rencores y las rencillas, estar todos juntos…No obstante, y según alerta una investigación psicológica, un exceso de villancicos podrían tener el efecto contrario. Podrían llegar a afectar a nuestra salud mental y a nuestro estado de ánimo de forma negativa.

Y es que la incesante repetición de villancicos, el machaque día y noche, puede tener un impacto psicológico serio. Según los investigadores, el efecto que tienen los villancicos sobre nuestra salud mental sigue una curva en forma de U según la frecuencia con la que los escuchemos y cuántos nos gusten. “Al principio, estas canciones nos producen nostalgia y nos intriducen en el espíritu navideño”, escriben los investigadores. “Pero escuchar, por ejemplo Jingle Bells por centésima vez puede hacernos sentir agotados, aburridos e incluso generarnos estrés”. 

[/nextpage][nextpage]

Más estrés

Villancico

Y es que nuestro cerebro también se satura de estas melodías navideñas. Al cabo de haberlas oído decenas de veces en muy poco tiempo, acaba generando una respuesta negativa y de disgusto al escucharlas de nuevo. Este año, además, puede ser incluso peor. Si ya tienes preocupaciones sobre el dinero, el trabajo, sobre la salud de la familia o las expectativas de futuro, hartarte de villancicos puede hacer que empeore de forma significativa tu ya de por sí precario equilibrio emocional.

La inundación constante y persistente de villancicos no hará sino reforzar tu sensación de estrés y en ningún caso aliviarla. Eso es lo más grave que puede ocurrir, pero hay otros daños colaterales de este estado anímico. Por ejemplo, puede hacer que te distraigas con más frecuencia en tu trabajo, afectar a tu productividad como trabajador o irritarte y hacerte enfadar como consumidor si están poniendo villancicos en la tienda en la que estás comprando. 

[/nextpage][nextpage]

Villancicos agotadores

Villancico

De hecho, un estudio llevado a cabo en el año 2011 por la organización estadounidense Consumer Reports descubrió que al 23% de los norteamericanos les disgustan los villancicos. La psicóloga clínica Linda Blair postula algunas razones por las cuales estas canciones pueden ser mentalmente agotadoras para algunas personas, muy especialmente para aquellas que, por diversos motivos, han de pasar muchas horas todos los días escuchándolos. 

“Por ejemplo, la gente que trabaja en tiendas o en centros comerciales se pasa todo el día escuchando estas canciones durante muchas semanas. Llega un punto en que no puedes desconectar la canción, que no puedes hacer otra cosa más que escucharla por más que te esfuerces por no hacerlo. Simplemente, gastas todas tus energías en no escuchar una cosa que estás escuchando. Y es agotador”·. 

[/nextpage][nextpage]

Fatiga cognitiva

Villancico

Entonces, nos preguntamos todos: ¿cuál es el punto medio?, ¿cuánto debemos escuchar villancicos para que nos pongan optimistas pero sin llegar a hartarnos de ellos y volvernos locos? Es un equilibrio difícil, y depende en buena medida de las condiciones y de las circunstancias de cada uno. Si, por lo que sea, tú estás ejerciendo de pinchadiscos en algún lugar público, ten esto en cuenta: no aburras a la gente, no pongas cientos de veces la misma canción una y otra vez, por el bien de todos. Ten un poco de espíritu navideño también en esto.

La fatiga cognitiva que ello genera puede ser muy duro para algunas personas. Intenta variar un poco las canciones, no te repitas, cambia de estilo y, además, no subas el volumen más de la cuenta. Seguro que hay mucha gente que te lo agradecerá. Sino, siempre puedes recurrir al silencio, que no es tan malo y nadie se muere por no escuchar música durante un rato. Piensa en la salud mental de los demás, no pongas por decimocuarta vez “Los peces en el río”.

[/nextpage]