Qué fue de Monchito, Macario y Rockefeller, los muñecos de José Luis Moreno

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Una de las estrellas de la televisión de los 80 y los 90 fue sin duda José Luis Moreno. Todos los sábados a la noche, los espectadores podían ver un programa lleno de cantantes y humoristas. Todo producido por él. José Luis Moreno era el productor, director y hasta presentador de estas galas con su peculiar manera de anunciar el siguiente show. Y siempre en estas galas se guardaba su espacio para su espectáculo.

Moreno nunca fue un buen ventrílocuo. Un ventrílocuo es una persona que hace un monólogo junto a un muñeco de tela. El muñeco de tela va moviendo la boca mientras el ventrílocuo le va poniendo la voz. La gracia está en que a esta persona no se le vea mover la boca. A José Luis eso le daba igual. Sus Monchitos, Macarios y Rockefeller eran muy queridos por el público y centraban la atención del respetable. Él podía gesticular, que su espectáculo estaba centrado en la risa, no en la capacidad de hacer hablar al muñeco sin mover la boca. A pesar de todo, es cierto que hoy en día se echa de menos a esos tres peculiares muñecos.

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Macario y José Luis Moreno

Este era el segundo muñeco más famoso de José Luis Moreno. Su frase más famosa era “¡Ay qué contento estoy!”. Y le encantaba al público que en las actuaciones repetían esta frase. Macario era un pueblerino con bigote, una gran nariz y unos pelos gordísimos en las piernas. Este campechano muñeco también llevaba una gorra y daba la impresión de ser muy pobre. También era de los que denunciaba a la sociedad.

En los shows de Macario, el muñeco le contaba a sus “paisanos” y a José Luis Moreno sus miserias. Si no podía comprar en Navidad porque su familia era pobre, se lo contaba a “Don Joselete”. También contaba acerca de su mujer y sus miserias en casa. Para Macario el dinero era de lo más importante.

Quizás gracias a su humildad y su buen carácter, este muñeco, que solo contaba acerca de su pobreza, se ganó al público. Eso sí también tenía su parte pícara, haciendo cumplidos a las presentadoras e invitadas al programa. También Macario tenía ese tópico de ser un poco bruto y así contaba las cosas. De hecho, una navidad, según relataba en unos de sus shows, había decorado el árbol de su casa con papel higiénico.